"EL ciclismo requiere de una conversación larga, en la que tomaríamos muchas cervezas para intentar rasgar la superficie. Ahora mismo vive una situación sensible. Otros deportes tienen hecho un trabajo bueno por el que ignoran cualquier tema que puedan tener o no tener; o lo tratan internamente, o con una unión de los deportistas o de los equipos o del consejo de administración". Justo aquello de lo que adolece el ciclismo.

Las palabras de Lance Armstrong de hace unos días en Australia, que muy bien las podría haber suscrito hace diez años y mantendrían su vigencia, ilustran la realidad del ciclismo en vísperas de comenzar mañana el Tour Down Under. Por segundo año consecutivo, la ronda australiana da el pistoletazo al calendario que engloba a la mayoría de las mejores carreras del calendario, ahora llamado UCI WorldTour, que releva al ya extinto UCI ProTour que se cargó la añorada y prestigiosa Copa del Mundo.

Mientras el pelotón se despierta para dar sus primeras pedaladas, Armstrong, que disputará en Australia su última carrera fuera de su país, lamenta que su deporte no sepa -o no quiera, o simplemente no le dejen- solucionar sus trapos sucios "a puerta cerrada" y los airee "frente a la opinión pública".

Aunque no apuntó ningún caso concreto, el texano muy bien podía haberse referido al de Alberto Contador, el más flagrante de todos. Algo pasa cuando un deporte inaugura una nueva temporada sin saber siquiera si podrá contar con su número uno, con aquella nueva estrella que hace nada era considerada el faro de una nueva generación que parecía conllevar la mundialmente reclamada regeneración ciclista, y al que ahora medio mundo señala con el pulgar hacia abajo.

Con el texano al borde del adiós y el pinteño en el limbo, el pelotón echará a rodar descabezado, pues no le sobran los líderes carismáticos que puedan alzar la voz sin que nadie les recuerde algún error en el camino. Acaso, solo Fabian Cancellara cumpla ambos requisitos, lo que no augura la unión necesaria para el final de los problemas de los que habla el viejo Lance.

Pero nada es nuevo. Y en esa desunión que mantiene al pelotón adormilado, anestesiado, vuelve a salir fortalecida la Unión Ciclista Internacional, tan acostumbrada a lavar su ropa en la terraza mediática, apurando, además, todos los plazos para que las manchas estés expuestas el mayor tiempo posible, como la pelea que mantiene Franco Pellizotti para lograr que el pasaporte biológico no sea un arma sancionadora, algo que la UCI llevó al TAS justo el día en que caducaba el margen habilitado para ello.

Y pese a su crisis, tanto la interna como la otra, la económica, el ciclismo siempre logra sacar la cabeza. Este año, otra vez, con nuevos equipos (Leopard-Trek, Geox-TMC...) o patrocinadores internacionales (Movistar, Europcar...).

18 equipos proTour Las grandes carreras volverán a gravitar sobre 18 equipos ProTour, que tendrán su plaza asegurada en todas las pruebas del WorldTour, como era el deseo de la Unión Ciclista Internacional. A diferencia del pasado año, ya no habrá carreras ProTour o pertenecientes al calendario histórico; ahora toda la primera división conforma el WorldTour.

Los organizadores -especialmente los de las tres grandes vueltas y sus carreras afines-, pretendían que solo tuvieran la obligación de invitar a las diecisiete primeras formaciones del ranking al término de la temporada precedente, pero dieron su brazo a torcer a cambio de que cada año se revisen las licencias ProTour en función de un criterio deportivo. Una deportividad que dejó fuera de la elite al decimoséptimo del ranking, el Geox-TMC de Menchov y Sastre, y premió al decimoctavo (Quick Step) y al vigésimo (Ag2r). Y es que Roma (la UCI) no paga traidores.

Pocos cambios de maillot El primer puesto de ese ranking lo ocupó un equipo que entonces no tenía ni maillot, el Leopard-Trek. La creación de esta formación en torno a los hermanos Schleck, descabezó el Saxo Bank de Bjarne Riis, que reaccionó comprando la ficha de Contador, que al menos durante un tiempo no va a poder mover.

Pocos capos más cambian de maillot. Los más significativos son Cancellara (Leopard), Mosquera (Vacansoleil) -mientras le dejen-, Luis León (Rabobank) y Kreuziger (Astana), al margen de Sastre y Menchov -pero estos fuera del ProTour-, más velocistas como Greipel (Omega-Lotto), McEwen (Radio-Shack), Ciolek, Chicchi (Quick Step) y Bennati (Leopard) o clasicómanos como Steegmans (Quick Step) o Devolder (Vacansoleil).

Y en medio de estos cambios, sobrevive el pelotón estatal, que por primera vez tendrá solo dos licencias ProTour: la de Euskaltel-Euskadi y Movistar, con un solo líder de impacto mundial, Samuel Sánchez. El resto está en el extranjero. ¿Casualidad?