ALBERTO Contador está de gira televisiva. El madrileño ha optado por ir de plató en plató para reivindicar su inocencia sobre las acusaciones de dopaje que recaen sobre él. Para ello, ha elegido escenarios en los que no fue invitado como tricampeón del Tour de Francia, como el programa La Noria de la noche de los sábados en Telecinco, o, ayer, en el magazine matinal Espejo Público de Antena 3. Su mensaje es el mismo que emitió el pasado jueves en la multitudinaria rueda de prensa en Pinto: mantiene "al 100%" que no se ha dopado, que la mínima presencia de clembuterol en dos controles antidopaje realizados en el Tour obedece al consumo de un solomillo contaminado comprado en Irun, y que siente "una impotencia tremenda" al considerarse una persona "comprometida con la lucha antidopaje".
En las dos entrevistas concedidas por el pinteño en televisión durante los últimos tres días a sendos programas en los que no es frecuente la presencia de deportistas, el madrileño explicó que "de cara a los aficionados les debo una explicación sobre una situación totalmente injusta", y es por esto por lo que "me presento en los medios" de modo "totalmente voluntario" para "dejar claro" que, a su juicio, sufre "una injusticia".
En los últimos días, ha cobrado fuerza la posibilidad de que Contador mantenga su victoria en el Tour de Francia y pueda sufrir una sanción de sólo tres meses a cumplir, además, fuera de temporada. Sin embargo, este planteamiento, que "a nivel práctico es lo mejor para mí, no me sirve de nada. Porque una norma no sea correcta, no tengo por qué admitir eso", se quejó. "Cuando no has hecho nada y has dado todo de tu parte, ¿por qué tengo que aceptar cualquier sanción?", se preguntó. La resolución podría llegar, según "me comentan, en ocho o nueve días".
Según confirmaron ayer a este periódico fuentes de su entorno, el equipo de expertos contratado por Contador para su defensa, entre otras líneas de trabajo, investiga la procedencia del popular solomillo que José Luis López Cerrón adquirió en una carnicería de Irun, lo que podría desencadenar en un delito contra la salud pública. En este sentido, el corredor no quiere dar a conocer públicamente el establecimiento cárnico en el que el organizador de la Vuelta a Castilla y León adquirió las viandas, porque "es un tema delicado que afecta a mucha gente, y debo ser prudente".
Ante la mínima cantidad de clembuterol que le fue detectada, asegura que es "imposible de suministrármela voluntariamente", y argumenta que "los dos días anteriores (18 y 19 de julio) pasé los mismos controles", primero de orina y luego de sangre", en los que en los análisis realizados por el mismo laboratorio de Colonia "no se registra nada", y el del 20 de julio "se registra clembuterol", en el del 21 la tasa "disminuye" y en el del 22 "desaparece". Precisamente, estos valores son gran parte de la base de su defensa.
Asimismo, le preguntaron si habría podido ser objeto de un dopaje involuntario, a lo que fue claro: "No se puede poner la mano en el fuego", pero "no barajo esa hipótesis".
Respecto a la presencia de restos plásticos en su sangre, tal y como apuntaba el diario L"Équipe, dijo que se considera uno de los "cuatro ó cinco deportistas más controlados del mundo" y que no le han informado "de que hayan encontrado plástico". Recuerda que "tengo un pasaporte biológico que se lleva a cabo durante todo el año, y autorizo a que se analicen todas las veces que quieran mis muestras que están congeladas", a que "las trasladen a los laboratorios más especializados" y a que, "si no encuentran nada, que se congelen y dentro de cuatro o cinco años, cuando las técnicas estén más depuradas, que se vuelvan a analizar", insistió.
Cuando su caso salió a la luz el pasado miércoles, cuando vivió el momento "más difícil", el de comunicarle la noticia "a mis padres", su actual equipo, el Astana, apoyó su suspensión provisional, lo que "no me sorprende" porque "hay equipos que funcionan de forma diferente".
Lo cierto es que Contador no ha estado cómodo en el Astana, y tiene un contrato firmado para 2011 con el Saxo Bank de Bjarne Riis, que espera a que la noria sobre la que gira el caso Contador se detenga y deposite a su corredor sobre los pedales.