DOS arco iris. Ése es el bagaje del ciclismo vasco en los mundiales. Justo ahora se cumplen quince años de aquel histórico doblete en Duitama (Colombia, 1995). Abraham Olano y Miguel Indurain. Sólo ocho años después, Igor Astarloa alcanzaba, también en solitario, la meta de Hamilton (Canadá), consagrándose como uno de los grandes clasicómanos del momento. Siete años después, sería descabellado imaginar otra página dorada, pues los guipuzcoanos Juanma Garate y Haimar Zubeldia y el navarro Imanol Erviti tirarán de pico y pala para trabajar en busca del cuarto título para Freire.

El irundarra llega a su tercer mundial con responsabilidad. De hecho, por segunda temporada consecutiva, ha sido designado por el seleccionador, José Luis de Santos, capitán de ruta del equipo español, un papel que abandonó hace tres temporadas Carlos Sastre, no sin antes avisar al por entonces seleccionador Paco Antequera de que el irundarra poseía una mente privilegiada, capaz de leer la carrera. "Me colocan galones, y sin pedirlos", indica Garate, que tratará de ordenar la selección sin la ayuda del pinganillo, prohibido por la UCI.

El de Irun confía "mucho" en su compañero de habitación (Freire), pero cree que en Geelong "habrá terreno suficiente y de sobra para hacer daño. La carrera llegará rota. Samuel y Luis León son ciclistas que pueden ganar en cualquier terreno", aunque cita como favorito al australiano Allan Davis. "Está en su mejor momento. Nunca le he visto así".

Zubeldia, por su parte, repite comparecencia tras las de Plouay (2001) y Zolder (2002). "Es señal de que llegas al final de la temporada bien y que cuentan contigo", sobre todo tras los problemas que le han permitido llegar fresco a octubre, derivados de su fractura de radio en el Dauphiné Libéré y la no invitación de la Vuelta. "Noto que no tengo el desgaste físico y psicológico que te provoca una vuelta grande", y sí la moral tras sus triunfos en el Tour de l"Ain, que llegaron "tras el mazazo de quedarme sin Tour y fueron bienvenidos, pero tampoco le doy mayor importancia. En otras carreras he dado un nivel mayor y la victoria no llegaba".

Su rol será "tratar de endurecer la carrera, porque Óscar está fuerte, pero nos conviene que llegue en un grupo reducido, cuantos menos mejor", opina Haimar, que ve en Gilbert al "máximo favorito" al oro.

A diferencia de Garate y Zubeldia, Erviti disfruta de su primera experiencia. "Si es que yo he visto el ciclismo por la tele hasta hace poco. Compartir mesa con esta gente es la leche", dice alguien que en la Vuelta logró su segunda victoria de etapa. Su convocatoria mundialista "es un reconocimiento a lo que has venido haciendo éste y otros años", dice.

El de Iriberri sabe cuál será su función en el Mundial. "Los grandotes tendremos que proteger al resto al principio de la carrera, donde puede entrar mucho viento de costado", sostiene Imanol, que admite haberse sorprendido con la dureza del recorrido. "¡Es serio, eh!". Erviti asume su rol mundialista.