La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en nuestro día a día. ChatGPT, Gemini o Meta AI se han convertido en herramientas útiles para trabajar, estudiar o crear contenido, pero en torno a ellos surge una preocupación: qué pasa con los datos personales que compartimos y cómo se utilizan.

Qué datos recopilan

Cuando usamos un modelo de IA, no solo introducimos preguntas o instrucciones: también dejamos un rastro de información. En el caso de ChatGPT, por ejemplo, se recopilan distintos tipos de datos:

- Datos de la cuenta. Correo electrónico, nombre de usuario, información de pago (si la suscripción es premium), preferencias de idioma o tema, y el historial de conversaciones si está activado.

- Datos técnicos. Dirección IP, ubicación aproximada, tipo de dispositivo y navegador.

- Datos de uso. Frecuencia de conexión, duración de las sesiones y funciones empleadas (navegación, generación de imágenes, escritura de código, etc.).

Esto significa que la privacidad del usuario depende en gran medida de qué información comparte y de cómo configura su cuenta.

Hay que tener mucho cuidado con la información que compartimos. Freepik

Riesgos de compartir información sensible

Uno de los mayores problemas surge cuando los usuarios introducen en estas plataformas datos privados o financieros. Aunque OpenAI y otras compañías aseguran que los historiales se utilizan para mejorar el servicio, un acceso no autorizado a la cuenta podría exponer esa información.

De hecho, en 2023 se detectó en la dark web la compraventa de más de 100.000 cuentas de ChatGPT comprometidas. Los ciberdelincuentes que acceden a estos perfiles pueden aprovechar los historiales para ataques de ingeniería social, suplantación de identidad o chantajes. La dark web es una parte de Internet que permite que los usuarios oculten su identidad y ubicación a otras personas y a los cuerpos de Policía, por lo que a veces se usa para vender información personal robada.

Cómo se usan los datos para entrenar la IA

El debate no termina en la seguridad individual; también está el tema de cómo las grandes compañías tecnológicas usan nuestros contenidos para entrenar sus modelos de IA.

Meta, por ejemplo, actualizó su política de privacidad en mayo de 2025 para poder emplear publicaciones públicas de usuarios mayores de 18 años en Facebook e Instagram, además de las interacciones con Meta AI. Aunque es posible oponerse, la negativa no tiene efecto retroactivo: todo lo compartido antes del cambio puede seguir utilizándose.

Las empresas se justifican en el "interés legítimo" de mejorar sus modelos. Sin embargo, expertos en protección de datos recuerdan que este uso puede vulnerar la privacidad, generar sesgos y afectar incluso a la reputación de las personas.

Las tecnológicas entrenan a sus modelos de IA con nuestros datos. Freepik

Qué dice la ley y qué puedes hacer

En Europa, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y la Ley de Propiedad Intelectual protegen a los usuarios. Estas normativas obligan a las empresas a informar sobre el tratamiento de datos y a ofrecer mecanismos para oponerse o solicitar la eliminación de la información.

En la práctica, no siempre es sencillo ejercer estos derechos, pero los especialistas insisten en negar el consentimiento siempre que sea posible, revisar con frecuencia los términos de uso y limitar la información personal que compartimos en internet.

Proteger tu privacidad y seguridad

Para reducir riesgos al usar herramientas de inteligencia artificial, conviene adoptar algunas medidas:

1- Configurar bien la privacidad y revisar periódicamente las políticas de cada aplicación.

2- No compartir datos sensibles como contraseñas, cuentas bancarias o información laboral confidencial.

3- Proteger las cuentas con contraseñas robustas y doble factor de autenticación.

4- Desactivar el historial de chats, si la plataforma lo permite, para reducir la exposición en caso de filtraciones.

5- Verificar siempre los enlaces o archivos generados por IA antes de abrirlos o descargarlos.

6- Evitar extensiones o plugins no oficiales, que pueden incluir malware.

7- Cerrar sesión en dispositivos públicos o compartidos para impedir accesos indebidos.

Ya lo ves, la inteligencia artificial abre enormes posibilidades, pero también plantea retos de seguridad y privacidad que no deben pasarse por alto. De esta forma, disfrutar de los beneficios de la IA sin poner en riesgo nuestra información es posible, siempre que usemos estas herramientas de forma informada y responsable.