¿Quién no ha soñado alguna vez con ser eternamente joven? ¿Con cumplir años y no envejecer nunca? Es una realidad que la ciencia, la tecnología y la inteligencia artificial (IA) trabajan codo con codo con la medicina para lograr una esperanza de vida cada vez mayor para los humanos.
En esta línea se ha pronunciado recientemente Ray Kurzweil, ingeniero informático y futurólogo experto en IA conocido en el mundo tecnológico por predecir la fecha de la llegada de importantes avances como los teléfonos inteligentes, el wifi, la computación en la nube o el momento en el que una máquina le ganaría a un hombre una partida de ajedrez (1997). En otros casos, el científico no ha estado tan acertado, por lo que su nueva predicción despierta cierto escepticismo entre los expertos.
Velocidad de escape de la longevidad
Kurzweil ha lanzado la predicción de que en cinco años se podrá alcanzar lo que él denomina velocidad de escape de la longevidad, es decir, que la esperanza de vida crezca más rápido de lo que envejecemos. Por cada año vivido, la tecnología médica permitirá añadir más de un año adicional a nuestra vida, generando un saldo positivo de tiempo a nuestro favor.
"Actualmente, cada año de vida se traduce en una pérdida efectiva de un año de longevidad, pero estamos logrando recuperar cuatro meses al año gracias al progreso científico", señala Kurzweil. Según su predicción, la velocidad de escape de la longevidad se conseguirá en 2029 (por cada año vivido se recuperará un año de esperanza de vida), y a partir de esa fecha, gracias a la biotecnología y a la IA, la longevidad aumentará por encima de la pérdida anual, llevando al ser humano a retroceder en el tiempo, es decir, a revertir su envejecimiento biológico.
Transhumanismo
Este concepto de longevidad está relacionado con el transhumanismo, una filosofía que propone mejorar las capacidades físicas y humanas con la tecnología. En este punto, herramientas como los nanobots serían claves, ya que estas pequeñas máquinas permitirían operar a nivel celular para reparar tejidos dañados, eliminar toxinas y revertir procesos relacionados con el envejecimiento.
La IA permitiría diseñar sistemas complejos que analicen y modifiquen el cuerpo humano, y alcanzaría su máximo potencial en un fenómeno conocido como singularidad, que es el momento en el que la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana y que está previsto para 2045.
No significa inmortalidad
Esta fórmula de la eterna juventud, sin embargo, no sería sinónimo de inmortalidad; esperanza de vida no es igual que duración de la vida y el concepto de velocidad de escape de la longevidad se refiere al primero, y alcanzarlo no es lo mismo que volverse inmortal.
La vida es imprevisible y nadie puede predecir qué va a ocurrir al minuto siguiente. De esta forma, nadie está libre de sufrir una enfermedad grave o un accidente; el hecho de que exista la posibilidad de vivir muchos más años no quiere decir que uno no pueda morir mañana. "Alcanzar la velocidad de escape de la longevidad no te garantiza vivir para siempre", señala Kurzweil.
Acceso desigual
El logro de la velocidad de escape de la longevidad tampoco significaría que todo el mundo vaya a experimentar de repente una prolongación espectacular de su vida. La existencia de avances médicos y de tratamientos revolucionarios no quiere decir que todo el mundo vaya a tener acceso a ellos ni tampoco de una forma equitativa por las evidentes barreras económicas, políticas y logísticas.
Kurzweil está convencido de que "el envejecimiento no es una condena biológica inevitable, ya que la mayoría de nuestro cuerpo se está regenerando continuamente y con el avance científico podríamos extender ese proceso indefinidamente", señala.
Es cierto que la ciencia y la tecnología avanzan a buen ritmo y sus logros se van trasladando a la medicina permitiendo al ser humano, por lo general, vivir cada vez más y mejor. Sin embargo, la vida es imprevisible y nadie puede establecer plazos sobre ella.
La predicción de Kurzweil de la velocidad de escape de la longevidad de momento es eso, una predicción, y habrá que esperar unos años para comprobar si es cierta y, si en realidad lo es, será necesario valorar sus posibles consecuencias, que pueden ser tan profundas como impredecibles.