El Bidasoa pierde en el peor momento (33-32)

El punto de partida no era optimista porque el Bidasoa afrontó el encuentro con ausencias muy significativas. Cuétara no pudo disponer de tres puntales de valor como Jon Azkue, Rodrigo Salinas y Eneko Furundarena, jugadores versátiles que aportan en las dos áreas. Tao Gey, Julen Mujika y Julen Urruzola fueron los elegidos por el técnico. Por tanto, la teórica superioridad se veía mermada por las ausencias. Lo pagó caro el equipo con una derrota por la mínima (33-32). Cierto es también que uno de los rivales directos del conjunto amarillo, el BM Torrelavega, perdía en la cancha del Anaitasuna (34-26) y esa era una buena noticia dentro del disgusto de los de Artaleku.

Lógicamente, sumar dos puntos más, a falta de cinco jornadas para la conclusión del campeonato, suponía una oportunidad espléndida para poner tierra de por medio. Los irundarras salieron concentrados y seguros (0-3). Alcanzaron su mejor diferencia en el primer tiempo (4-8), pero se bloquearon. Los cántabros reaccionaron aprovechando la exclusión de Matheus, Un parcial de 5-1 puso las tablas en el marcador (9-9) abriendo una fase de sucesivos empates que prácticamente llegó hasta la conclusión del match. 

La exclusión de Pedro Pacheco concedió la oportunidad a los de Rubén Garabaya de adelantarse en el tanteo por primera vez (13-12), pero el Bidasoa gestionó bien la situación, adelantando la posición defensiva de Dariel García y recuperando la ventaja gracias a las exactas terminaciones de Iñaki Cavero. Sin ser decisiva, la renta de dos goles al descanso (14-16) no era mala.

El comienzo de la segunda parte apuntaba a tormenta con tres goles seguidos del conjunto local (17-16) y la necesidad imperiosa de un tiempo muerto que solicitó Jacobo Cuétara para recomponer la peligrosa situación. Entre las paradas de Mohamed Aly, alguna fruslería en ciertos remates visitantes y la moral elevada del conjunto cántabro, el panorama pintaba con cielos cubiertos. Así transcurrieron muchos minutos, entre la incertidumbre y el miedo a perder. Nadie conseguía más de un gol de diferencia, por lo que era imposible adivinar qué final les esperaba. 

Con 27-28, Garabaya pidió un tiempo muerto para que el encuentro no se le escapara. Cuétara incorporó a Skrzyniarz bajo palos y aparecieron los primeros goles de Julen Aginagalde y Pedro Pacheco. Nadie bajaba la guardia. A cinco minutos del final (30-30) era cuestión de no perder la cabeza y elevar el nivel de concentración. Se equivocó menos el BM Sinfín, en la medida que dos paradas del meta Ernesto Sánchez evitaron los goles visitantes y el ataque de sus compañeros fue más efectivo que la contención del conjunto de Artaleku que falla en el momento más inoportuno.