Gipuzkoa, territorio Mundial de balonmano

El zumaiarra, el irundarra y el urretxuarra cogerán el testigo de la representación guipuzcoana en la selección española que quedó colgando en enero de 2008 y que sobre todo Julen Aginagalde ha mantenido en las principales citas.

En varias convocatorias han coincidido dos guipuzcoanos –Aginagalde y Mikel Agirrezabalaga en Londres 2012, por ejemplo–, pero desde 2008 no se ha superado la cifra en un torneo oficial.

Sí lo han hecho en competiciones extraoficiales que anticipaban lo que sucederá en Polonia y Suecia. En una suerte de camino trazado por Jordi Ribera, seleccionador pero también director técnico, cuatro guipuzcoanos compartieron selección absoluta en torneos extraoficiales en 2019 y 2020.

Los Cuatro Naciones de San Juan (Argentina) y de Tarnów (Polonia), el de Catar y el Internacional de Navidad en Moscú reunieron a estos tres balonmanistas y al actual capitán bidasotarra, Jon Azkue. Tres de ellos alcanzan por primera vez la meta mundialista, muestra de las intenciones de Ribera, a quien no le tiembla el pulso en confiar en nuevos pero experimentados talentos.

Odriozola y Peciña debutaron hace un año en un Europeo y se estrenan en el Mundial con 26 años recién cumplidos el primero y camino de los 35 el segundo. Imanol Garciandia cumplirá 28 años en abril.

Tónica general en la selección española, los tres juegan fuera de la Liga Asobal: los dos primeros, con pasado bidasotarra, en Francia (Nantes y Chambéry), mientras que el urretxuarra juega en Hungría (Pick Szeged).

Una realidad a la que de los integrantes de la selección española ha resistido Gonzalo Pérez de Vargas, en el Barça. En el caso de los guipuzcoanos, la paulatina recuperación del Bidasoa Irun desde estar al borde de la desaparición en 2011 y el exitoso proyecto formativo vigente –con cinco jóvenes de Usurbil, Errenteria, Elgoibar, Zumaia y Etxebarri (Bizkaia) convocados por la selección Junior– han permitido que el talento guipuzcoano (y vasco) crezca sin tener que irse del territorio. 

Hasta que el orden europeo reinante se termina imponiendo, una realidad que es diferente a la de hace unos años, cuando jugadores Ander Ugarte, Markel Beltza o el propio Aginagalde, entre otros, tomaban otros caminos para crecer en otros equipos de Asobal, como el Ademar. Hoy ese salto se sigue dando, pero es más tardío y directamente al norte del Pirineo.

A la espera de si Jordi Ribera decide darles la alternativa incluyendo a los tres en el primer partido contra Montenegro, habrán pasado 5.103 días, casi catorce años, desde que otro Rivera, Valero en este caso, contó con tres guipuzcoanos en su lista.

Fueron Aginagalde y Asier Antonio –debutantes en un gran torneo, el Europeo de Noruega– y Jon Belaustegi, que en los Juegos de Pekín de aquel año dijo adiós a la selección. Aquel último encuentro con tres guipuzcoanos se disputaría el 24 de enero de 2008 contra Islandia en Trondheim, ciudad donde, paradojas de la vida, el balonmano guipuzcoano ha escrito esta temporada una de sus grandes páginas cuando el Bidasoa Irun, con Aginagalde en sus filas, eliminó a penaltis al Kolstad. 

Sin margen de error

Este jueves, tres guipuzcoanos volverán a coincidir en un gran campeonato enrolados en una selección con muchas opciones de éxito pero sin la presión de las tres grandes favoritas. Aun así, debería ganar en su debut contra Montenegro (20.30 horas, Teledeporte) para llegar con las opciones intactas a la Main Round: se guardan los puntos logrados en la primera fase contra los otros dos rivales que se hayan clasificado.

Con esa clave en mente, el combinado español saltará a la pista del Tauron Arena de Cracovia para derrotar a Montenegro, el rival inicial más difícil junto a Chile, selección que dirige por primera vez en un gran escenario el eibartarra Aitor Etxaburu, con el bidasotarra Rodrigo Salinas como líder de la escuadra. El Chile-Irán se jugará a las 18.00 horas.