Fueron necesarios doce penaltis para que el Bidasoa certificara su pase a la fase de grupos europea. Harbaoui detenía el "siete metros" del Kolstad y toda la presión recaía sobre Iñaki Cavero, que se hacía con el balón para ejecutar el lanzamiento decisivo. El balón se colaba en el fondo de la red y los jugadores del Bidasoa estallaban en un éxtasis de saltos y abrazos tras toda la tensión vivida en la cancha noruega.