Donostia. Illumbe vistió sus mejores galas de la temporada, con 8.130 espectadores en las gradas y un ambiente como hacía tiempo que no se veía, pero no pudo disfrutar de la sexta victoria consecutiva de la temporada. El Lagun Aro GBC puso todo su empeño en el intento, pero se estrelló con un FC Barcelona que no permitió ninguna alegría y mostró que tiene la mejor defensa de la ACB y quizás de Europa, y porque, todo hay que decirlo, al equipo de Sito Alonso le faltó ese punto de alegría y acierto que le ha caracterizado en el último mes y medio. Ayer solo Panko encontró el camino para romper la defensa azulgrana, mientras que Vidal y Baron, los otros dos puntales del equipo, no tuvieron su día.

Para lograr la machada y derrotar a uno de los grandes, como es este Barcelona, hace falta que se junten varios factores: dar el 100% en la cancha, que el rival tenga el día tonto, que tengas un día acertado y que los árbitros te respeten un mínimo. Ayer solo se dio la primera premisa. El equipo de Xavi Pascual mostró una seriedad y una solidez en su juego dignas de destacar, el Lagun Aro tuvo unos porcentajes de acierto muy inferiores a lo habitual y los árbitros permitieron al Barcelona campar a sus anchas en Illumbe. Panko, el mejor jugador local, fue castigado sin ningún tipo de disimulo por De la Maza, Perea y Sánchez Montserrat hasta el punto de obligarle a jugar muchos minutos con cuatro faltas. Seguro que es casualidad que se cebaran justo en el único jugador que estaba haciendo daño al intocable Barça, cuyos jugadores podían protestar lo que les entraba en gana sin que los árbitros les advirtieran siquiera de una posible técnica. Vamos, lo de siempre. No porque se repita cada año hay que dejar de decirlo. El favoritismo de los árbitros hacia los grandes de la ACB aburre tanto que ya da asco.

Pese a todo esto, y pese a que lo abultado del marcador (56-71) pudiera indicar lo contrario, el Lagun Aro estuvo muy metido en el partido hasta el minuto 37 gracias a su actitud. La concentración, el esfuerzo sin excusas y la lucha por cada balón se han convertido en las señas de identidad de un equipo que, precisamente por eso, se ha metido a la afición en el bolsillo. Su otro rasgo es un baloncesto alegre, rápido y ofensivo, pero ayer no pudo ponerlo en práctica porque el Barcelona no se lo permitió. El mérito de Xavi Pascual es tremendo, ya que ha conseguido que sus jugadores, todos ellos estrellas de la ACB, defiendan cada jugada como si les fuera la vida a ello. Si a eso se le añade el físico de hombres como Sada, Mickeal, Eidson, Lorbek o Fran Vázquez, a veces parece imposible meterles una canasta.

panko, muy solo El partido se jugó desde el principio al ritmo que le interesaba al Barcelona, es decir, lento. Resulta difícil recordar alguna canasta del Lagun Aro tras contraataque. El colíder de la ACB empezó el partido metiendo todo lo que tiraba y logró ocho puntos de renta (9-17) en el minuto seis, momento en el que el Lagun Aro ajustó su defensa e igualó las fuerzas gracias al empeño de Panko en ataque. El de Harrisburg volvió a estar a un nivel altísimo y ganó la partida a Lorbek y Wallace, los dos ala-pívots del Barcelona, lo cual es mucho decir. Siempre les buscó las cosquillas en ataque porque no hay ningún jugador de su altura tan rápido. Sus trece puntos en veinte minutos fueron el mejor argumento de un GBC que mantuvo el tipo pese a encajar un parcial de 0-5 en el último minuto que le complicó las cosas (33-43).

El equipo guipuzcoano vio cómo la desventaja aumentaba en la reanudación (35-47), pero no cejó en su empeño. Nunca lo ha hecho en toda la temporada y ayer, con la grada llena, no podía ser menos. Un triple de Panko y un palmeo de Doblas le metió de nuevo en el partido. Ese mini parcial insufló ánimos a los locales, que dieron un paso adelante en defensa, pero no pudieron mejorar su acierto en ataque. La vigilancia a Baron fue extrema. La consigna de Xavi Pascual debió ser clara: que el mejor tirador de la ACB no reciba. Y sus jugadores la cumplieron con milimétrica precisión, por lo que Baron tiró siempre forzado. El resultado es que solo metió uno de los cinco triples que tiró. El de Rhode Island vivió una auténtica pesadilla. Vidal, por su parte, estuvo algo más liberado pero el balón no le entraba (1/11 en tiros). Los siete puntos entre ambos fueron una losa demasiado pesada para el Lagun Aro, que logró acabar el tercer cuarto a solo seis puntos (49-55) gracias a dos acciones postreras de un buen Raúl Neto.

Unas cuantas canastas conseguidas a trancas y barrancas, y un sobresfuerzo defensivo permitieron al equipo de Sito estar a solo cinco puntos (56-61) a apenas tres minutos para la conclusión del choque. Sin embargo, dos ataques fallados por Salgado y Panko, y cuatro puntos entre Marcelinho y Mickeal dejaron el choque sentenciado para un Barça que ni siquiera entonces se relajó y logró acabar aumentando su castigo al GBC (56-71).

La derrota, esperada, puso fin a una racha de cinco victorias consecutivas que ha devuelto la ilusión por el baloncesto en Gipuzkoa, que no es poco. Las 8.130 personas que había en las gradas -la mejor entrada de la temporada con mucha diferencia- y la ovación con la que fueron despedidos los jugadores así lo demuestran. Eso sí, el sueño de la Copa está un poco más lejos. No tanto por el tropiezo ante el Barça, que entraba en las cuentas, sino por la victoria del Fuenlabrada en Valencia. Ahora, el Lagun Aro debe ganar en Murcia y esperar resultados para estar entre los ocho elegidos. Lograrlo sería el colofón para un equipo que hace mes y medio parecía que iba a bajar y que ahora se ve capaz de ganar a cualquiera. El domingo saldremos de dudas.