La celebración del primer Consejo de Ministros tras el parón estival abre el nuevo curso político, que comienza en el mismo estado de bronca permanente con el que terminó el anterior. El Gobierno español ha declarado 118 zonas del Estado como “catastróficas” tras un verano de incidencias medioambientales extremas con la extensión del fuego por varias comunidades –Extremadura, Castilla y León y Galicia han sido las más perjudicadas y aún mantienen áreas con incendios activos–, y entre ellas se encuentran también Muruzábal y Carcastillo en Nafarroa, donde los fuegos arrasaron en dos incendios más de 500 hectáreas. Sin embargo, las medidas no han conseguido controlar el incendio político que acompaña desde hace semanas –años mejor–, el debate político y el cruce de acusaciones y reproches entre el Gobierno y el PP sigue subiendo de tono cada día, aunque con ello tampoco el PP ha conseguido diluir ni ocultar la ineptitud e ineficacia de los gobiernos que gestiona en las comunidades más afectadas. De nuevo, los dirigentes autonómicos no han estado a la altura de sus responsabilidades ante la gestión de una catástrofe natural, como ya ocurriera en Valencia el pasado otoño con la dana. De hecho, la mayoría de los partidos del Congreso fueron críticos y duros con la reacción y las actuaciones del PP para controlar los fuegos y minimizar los daños, algo que estuvieron lejos de conseguir. No obstante, también los partidos que conforman la volátil mayoría que sostiene a Sánchez se mostraron distantes y enfriaron las posibilidades del Pacto de Estado sobre la emergencia climática que ha propuesto este verano el Gobierno ante la sucesión de incendios. Además de los casos de Cerdán, Ábalos y Koldo que persiguen al PSOE en los tribunales, el PP tiene igualmente por delante una sucesión de juicios con los grandes casos de corrupción de la etapa de Rajoy y todo ese entramado va a coincidir estos mismos meses con el debate sobre las cuentas de 2026. El Gobierno ya ha dejado clara su intención de presentar presupuestos para el próximo año y su voluntad de sacarlos adelante. No lo tendrá fácil –más bien muy difícil–, en este estado de inestabilidad política y volatilidad entre sus propios socios y la estrategia de acoso y derribo constante desde el PP e importantes estructuras del Estado contra el Gobierno en una situación de larguísima precampaña electoral. Sería un paso clave llegar hasta 2027.
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