- El acuerdo de comercio y cooperación entre la Unión Europea y el Reino Unido entró en vigor de forma plena ayer después de que el Parlamento Europeo lo ratificase el pasado miércoles, en el último paso pendiente para confirmar el texto concluido en la tarde de Nochebuena de 2020.

El acuerdo ya se aplicaba de manera provisional desde el 1 de enero de 2021, el primer día con el Reino Unido totalmente desvinculado de las estructuras comunitarias, y la entrada en vigor total no cambia el statu quo de los primeros meses del año, aunque sí descarta por completo la posibilidad de un escenario de brexit sin acuerdo.

Tras la finalización de las negociaciones del acuerdo comercial el 24 de diciembre, tanto la Cámara de los Comunes británica como la Eurocámara debían dar luz verde al pacto para confirmar su entrada en vigor. Mientras desde Londres se hizo antes de que acabara el año, el Parlamento Europeo rechazó acelerar tanto su tarea de escrutinio del pacto, que solo pudo aplicarse de manera provisional.

Cuatro meses de escrutinio después, la Eurocámara votó a favor de la ratificación del texto este miércoles por 660 votos a favor, 5 en contra y 32 abstenciones.

El Consejo, la institución que representa a los países, adoptó el jueves la llamada "decisión de conclusión" de este acuerdo, el último para el bloque europeo, y posteriormente se produjo un intercambio de cartas con las autoridades británicas para notificar este trámite.

El acuerdo final y sus anexos se publicaron en el diario oficial de la Unión Europea el viernes y entraron en vigor ayer.

Los pactos que definen el nuevo vínculo entre Londres y Bruselas son el Acuerdo Comercial y de Cooperación entre la UE y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom), de un lado, y el Reino Unido, del otro; el Acuerdo sobre Procedimientos de Seguridad para intercambiar y proteger información clasificada entre la UE y el Reino Unido, y el Acuerdo para la Cooperación para los Usos Seguros y Pacíficos de la Energía Nuclear, entre Euratom y el Reino Unido.

Sustituyen a todos los tratados y reglas comunitarias que determinaron la membresía del Reino Unido en la Unión Europea durante 47 años, una relación que quedó sentenciada con el voto favorable a la desconexión en el referéndum de junio de 2016 en el Reino Unido.

El proceso formal de salida se activó en marzo de 2017, y a partir de entonces ambos bloques negociaron cómo redefinir sus vínculos y acuerdos, muchas veces en un contexto complicado entre la Comisión Europea -que llevó las conversaciones en nombre de los Veintisiete- y el Gobierno británico, primero liderado por Theresa May y posteriormente por Boris Johnson.

A partir de ahora, no obstante, continúan en funcionamiento las estructuras creadas para vigilar el buen funcionamiento y aplicación de los acuerdos firmados, que ganaron algo de notoriedad tras la violación unilateral de parte del protocolo irlandés por parte del Gobierno británico, que Bruselas y Londres tratan de solucionar mediante el diálogo.

Culminan los meses de negociaciones entre el organismo europeo y las autoridades británicas. El brexit supone para los norirlandeses un inconveniente y para los escoceses una razón más para pedir la independencia.

Es por eso, que la votación realizada dentro del Parlamento Europeo pasó desapercibida en un país que está con la cabeza en otros asuntos.

Reino Unido está más pendiente de la campaña de vacunación, los escándalos del primer ministro Boris Johnson, la reapertura de restaurantes después del duro confinamineto y las vacaciones de verano.

En definitiva, a los ingleses no les interesa ni les preocupa que Bruselas y Estrasburgo dejen constancia de que el brexit es un "error histórico" y de que el Reino Unido debe asumir sus consecuencias. Es un debate que para los británicos ya terminó y del que no se quiere hablar.