Lidia Povieda y Lyudmila Pustovit son dos emprendedoras ucranianas que el sábado 14 inaugurarán de forma oficial su negocio en la galería comercial situada en la calle Elkano 6.

Arte en las pestañas y las cejas con las técnicas más avanzadas, Lyudmila, y una propuesta personalizada en peluquería, Lidia, en pleno corazón de Donostia.

Hace 21 años que Lyudmila, que se considera "ciudadana del mundo", recaló en Donostia cuando solo tenía 20 años y se enamoró de la ciudad. 15 años han pasado desde que llegó Lidia a trabajar como peluquera y profundizar en su preparación. Inquieta y siempre dispuesta a dar un paso más, Lyudmila se trasladó a Italia para completar su formación, llegó a abrir su centro en Florencia, para regresar a la ciudad que le cautivó "nada más ver su playa".

Dos profesionales jóvenes con una dilatada trayectoria y preparación que tienen a su familia más próxima en Gipuzkoa, una tercera hermana regenta un bar en el nuevo barrio de Txomin, el Txomin-Berri, pero que viven con angustia la situación de su país.

Lyudmila completó su formación como economista, puso en marcha un bar-restaurante, trabajó en una fábrica de parquet... En fin, pese a su juventud no ha dudado en cambiar el rumbo cuando ha sido necesario, volviendo hace una década a su país para formarse en técnicas pioneras en extensión de pestañas que hace que sus clientas se sientan "las más guapas".

Contentas con el respaldo de la clientela, no pueden alejar su pensamiento de su país. "En Ucrania viven la hermana de mi madre, mi madre está con nosotras, y mi primo, en una ciudad a 200 kilómetros de Kiev que está relativamente tranquila. Viven con miedo y no trabaja nadie, pero hay otra parte de Ucrania donde lo están pasando terriblemente mal".

"Aquí nos sentimos mal por no poder ayudar todo lo que quisiéramosEnviamos dinero y ayuda, pero siempre nos parece poco. Lidia y yo intentamos traer aquí a personas que huyen de la guerra, yo he acogida a una familia", admite.

"Tenemos tres negocios las tres hermanas y solo así podemos ayudar: trabajando para ganar dinero y poder aportar algo para que cuando llega una familia para que al menos al principio, hasta que no reciba otra ayuda, le podamos dar algo de dinero, comida, ropa o lo que necesiten", apunta esta emprendedora casada con un italiano.

Más de dos décadas en Donostia le ha hecho sentir "mucho cariño por la ciudad", donde Lidia y y Lyudmila quieren ofrecer su buen hacer en dos locales que comparten tabique pero que mantienen su personalidad.

"Nosotras siempre intentamos trabajar más y más", admite Lyudmila, la única de las tres hermanas que no tiene hijos. "Lidia tiene tres hijos y Helena, mi hermana mayor, otros tres. Los mayores nacieron en Ucrania, pero casi todos han nacido aquí y hablan euskera y castellano".

Las tres hermanas, reconoce, no hablan euskera pero cuando viajan al sur "por nuestro acento nos preguntan si somos vascas. A mí también se me pegó el acento italiano".

Pese a todo, con el corazón partido reciben noticias terribles. "El hijo de una amiga ha perdido el brazo, mi tía a veces nos llama de madrugada llorando porque empiezan los bombardeos. No sabes cómo ayudar, enviamos y enviamos dinero y comida. Ayer mi madre estuvo en un almacén empaquetando cosas para mandar a mi país", subraya Lyudmila.

Pero también quieren ir más allá. Por eso, a partir del mes próximo tanto Lyudmila como Lidia van a contratar a jóvenes ucranianas. "Podemos dar algo de trabajo y enseñarles el idioma. Además, así yo también podré dedicarme más a la formación y a dar charlas. La gente quiere trabajar, es lo que piden".

Y el sábado, en la calle Elkano se unirán gentes de Ucrania y de Euskadi para compartir platos de ambos países e ilusión