La Asociación contra la Anorexia y Bulimia de Gipuzkoa (ACABE Gipuzkoa), lleva desde 1994 desarrollando su labor en el territorio; pese a su nombre, cubre todo el rango de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

Esta asociación tiene “varias líneas de intervención”, tal y como relata Iglesias. Por una parte la preventiva, que consiste en facilitar información “a las familias” y “a los colegios” para “que se puedan detectar conductas de riesgo” y evitar llegar a casos en los que el trastorno se haya desarrollado.

  • Lea más: "Lo contrario de un trastorno alimentario no es comer; es quererse"

Por otra parte, también dan formación, “fundamentalmente” a colectivos que se hallen en contacto con adolescentes, para que sepan como gestionar las situaciones.

Pero el área “más importante” en la labor de ACABE Gipuzkoa es la de “apoyo a familiares y personas con trastorno alimentario”, que consiste, además de dar formación, en atención individual o grupos de apoyo, para un acompañamiento “durante todo el proceso de recuperación”, que es largo, pero “partimos de la base” de que “se puede salir”, afirma la psicóloga y coordinadora de la asociación.

Hay muchos tipos de familiares, tanto progenitores, como parejas e incluso hijos e hijas, que se acercan hasta sus locales, pero en todos subyace “un sentimiento de culpa”, en “las madres sobre todo”, de no haber intervenido antes; “desconocimiento” sobre dónde acudir, por lo que les explican los recursos, tanto públicos como privados”; y también llegan “muy perdidos” acerca de “cómo relacionarse” con su ser querido y les enseñan a gestionarlo.

  • Lea más: una sanidad pública saturada y con falta de recursos

Cuidar el estado emocional de los familiares también es importante, por lo que, desde este mes de abril, han vuelto a retomar sus grupos de apoyo, así como los de las personas con TCA, después del parón por la pandemia. Iglesias anima a que todo aquel que lo necesite, acuda a estos encuentros.