- Dietas, fotografías de famosas retocadas... "No podemos demonizar todas las redes sociales porque han ayudado a romper la soledad cuando hemos estado encerrados, pero aquellas en las que se ha incidido mucho en el ideal de delgadez han fomentado una mayor obsesión en las chicas que ya tenían una cierta preocupación por su imagen corporal", dice Yolanda Iglesias, coordinadora y psicóloga de la Asociación contra la anorexia y la bulimia en Gipuzkoa.

¿Cuánto han aumentado los casos de trastornos alimentarios como consecuencia de la pandemia?

-Los datos de la asociación siguen la línea de los publicados a nivel nacional e internacional. Los casos, o sea, la demanda de atención y de información, por lo menos se han duplicado.

¿Qué tipo de trastornos de la conducta alimentaria han despuntado más?

-La anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón son los más comunes. El incremento se ha dado en todos, pero cabe destacar la anorexia dada la situación de desnutrición a la que se puede llegar en algunos casos. Hemos visto a chavalas de entre 13 y 18 años con pérdidas de hasta el 30% de la masa corporal y con consecuencias graves a nivel físico.

Confinamientos, incertidumbre... La ansiedad nos han empujado a la cocina. ¿Cuándo se convierte un exceso en trastorno por atracón?

-El trastorno por atracón consiste en que la persona tiene episodios de comer grandes cantidades de comida de manera impulsiva e incontrolable. No es comer mucho por placer y luego sentir que te has pasado, sino comer de manera irrefrenable grandes cantidades y luego tener un fuerte sentimiento de culpabilidad, lo que hace que se retroalimente. A diferencia de la gente con bulimia, no vomitan ni utilizan laxantes para compensar lo que se han comido.

¿Qué ha provocado exactamente este incremento de trastornos del comportamiento alimentario?

-Todo ha influido, sobre todo, la soledad. Estuvimos aislados y no es lo mismo para las personas adolescentes que para las adultas. Las herramientas no son iguales. Durante el confinamiento se habló mucho de comida. Las redes sociales ayudaron a paliar el aislamiento, pero al mismo tiempo se enfocaron mucho en cuidarse, hacer dieta, y a algunas personas eso les provocó una mayor obsesión. Además, el encierro nos sacó de las rutinas que podían ayudar a compensar algunas circunstancias personales y tuvimos menos apoyo social. En general, se han incrementado también todos los cuadros de ansiedad y depresión.

¿Han cuantificado las recaídas?

-El 40% de las personas que habían superado los trastornos alimentarios o estaban en proceso de recuperación han recaído o han comentado tener un incremento de las conductas que tenían superadas, sobre todo, de tipo restrictivo o bulímico.

¿Qué más le ha llamado la atención con respecto a otros años?

-Hemos observado un llamativo incremento de los casos en el tramo de edad entre los 11 y los 16 o 17 años, cosa que yo no veía en tal cantidad desde hacía años. Además, son casos graves, con pérdidas importantes de peso. También nos ha sorprendido que muchos de los casos se hayan detectado en los colegios.

¿Por el personal de los comedores?

-A lo mejor un profesor o una orientadora se han dado cuenta cuando han hablado de algunos temas o han visto conductas o se han acercado directamente las chavalas a algún profesor para comentar que tienen algún problema. Lógicamente, en los comedores eso también se detecta. Un porcentaje de casos ha salido porque, al estar confinados, también las familias han estado más pendientes. Eso ha servido para detectar algunos casos enseguida, intervenir de manera precoz y evitar que llegue a una mayor gravedad que requeriría terapias de años.

¿Qué me dice de las menores de 11 años? ¿Se ha adelantado la preadolescencia?

-A esas edades también hay casos de trastorno alimentario. Lo que pasa es que ahora hay más incremento. En general, son niñas con una cierta obsesión por la comida que tienden a preocuparse mucho y a darle muchas vueltas a la cabeza. Su evaluación personal está muy centrada en su imagen por temor al peso. Como ha habido más tiempo de manejarse en las redes sociales, se han comparado, valoran que no están bien y, lógicamente, todo eso se ha incrementado.