"Lo que empezó como una incomodidad se ha convertido en un perjuicio terrible. Nos sentimos abandonados". Una representación de miembros de la Plataforma Usuarios Afectados por el Tercer Hilo han comparecido este miércoles ante la Comisión de Movilidad y Ordenación del Territorio de las Juntas Generales para dar a conocer las consecuencias que los trabajos del tramo ferroviario entre Lezo e Irun están teniendo entre los pasajeros.

En la actualidad, a pesar de haber sido licitada por segunda vez las obras entre Astigarraga e Irun, "no se nos ha planteado en ningún momento un medio de transporte alternativo eficaz", ha denunciado José Antonio Bayo, en representación de este colectivo, que demanda reponer las circulaciones suprimidas en horas punta teniendo en cuenta la enorme afección "para tantos estudiantes y trabajadores".

Esta plataforma de usuarios que diario utilizan el tren de cercanías nació paralelamente al inicio de las obras, que se remontan al 19 de abril de 2017. El objetivo de estos trabajos es implantar un tercer carril (tercer hilo) en el tramo Astigarraga-Irun que permita compartir la infraestructura a los trenes de ancho internacional con los de ancho ibérico, sin necesidad de crear un trazado específico para cada uno de ellos y dar así continuidad al Tren de Alta Velocidad.

Desde el inicio, los usuarios acusaron "una reducción drástica de trenes", hasta tal punto que "nos dejaron sin la mitad del servicio entre Irun y Errenteria", ha relatado Bayo. En un principio lo asumieron como un perjuicio poco menos que inevitable ante un proyecto ferroviario que exigía actuar sobre toda la infraestructura existente. Además de los trabajos en vía, había que adaptar túneles, puentes metálicos, pasos elevados, estaciones y apeaderos al ancho mixto.

LA ALTERNATIVA DE EUSKOTREN

Se planteó a los usuarios alternar el uso del tren con el Topo en los trayectos entre Irun y Donostia, una medida que ha acabado por alejar a muchos usuarios del transporte público. Según ha relatado el portavoz de la plataforma, "después de cuatro años y medio nos encontramos con un núcleo de viajeros desorganizado, puesto que muchos han acabado por utilizar el vehículo privado ante el contratiempo y la demora que supone bajarse en Pasaia para cambiar de medio de transporte".

La obra comenzó a ejecutarse en el túnel de Gaintxurizketa (533,5 metros). Aunque se utilizó para ello una máquina perforadora que permitía desarrollar los trabajos sin necesidad de interrumpir ni desviar el tráfico de la línea ferroviaria, fueron suprimidos diariamente 42 trenes de Cercanías, ocho servicios de Media Distancia y otros ocho de Larga Distancia. Una medida que se justificó por la reducción de capacidad de vía, al utilizar una de las dos disponibles.

Después de tres años, la empresa que llevaba a cabo los trabajos entró en concurso de acreedores. Hasta ese momento habían realizado la ampliación de menos de la mitad del túnel. El Gobierno español autorizó en mayo la licitación y en julio se adjudicaron las obras, que está previsto retomar durante el primer trimestre de 2022. "Eso supone que tendremos que estar otros cuatro años pendientes de estos trabajos, con dos nuevos túneles en Capuchinos y Loiola que van a acabar afectando a la totalidad de los usuarios de los trenes de cercanías del territorio", ha expuesto el portovoz de la plataforma.

Ante esta situación, piden que se "agilicen unos medios de transporte alternativos y eficaces para que la gente no se sienta abandonada. Y no solo se trata de usuarios de cercanías. Los trenes de media y larga distancia no parten desde Irun. Ahora lo hacen desde Donostia. La incomodidad que genera en los viajeros es tremenda".