El número pacientes aquejados de problemas de salud mental crece en Euskadi sin que lo hagan en la misma medida los recursos necesarios. "Los centros están desbordados. Los médicos de cabecera pautan medicación para contener a los pacientes, pero muchas veces se llega tarde cuando requieren con el tiempo una atención especializada o un ingreso psiquiátrico", según observa José Ignacio del Pozo, director gerente de la fundación Hurkoa, que tutela y defiende los derechos de las personas mayores o con enfermedad mental en situación de fragilidad.

El Parlamento Vasco debate este jueves en el pleno una iniciativa de Elkarrekin Podemos-IU para reforzar el sistema público de atención a la salud mental. Hace ya más de año y medio que se decretó el primer estado de alarma debido a la pandemia del por covid y desde entonces, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha constatado un importante repunte en los niveles de ansiedad y estrés.

Un tercio de las personas adultas reporta niveles de angustia. Entre la población más joven, esa cifra es todavía mayor, alcanzando a una de cada dos personas. La portavoz de Elkarrekin Podemos-IU en la Cámara vasca, Miren Gorrotxategi, argumenta que en la actualidad la atención que ofrece Osakidetza en el ámbito de la salud mental "no es suficiente", por lo que es necesario realizar "una apuesta más firme" en esta materia.

LA PUERTA GIRATORIA DE LA SALUD MENTAL

NOTICIAS DE GIPUZKOA ha trasladado esta cuestión a profesiones que trabajan en el ámbito socio-sanitario. El gerente de Hurkoa, fundación que ha atendido en Gipuzkoa a más de 6.000 personas en tres décadas, define como "preocupante" el actual contexto. "Estamos viviendo una situación de puerta giratoria", describe.

"Los pacientes se descompensan, acaban ingresando en un hospital psiquiátrico -Usurbil, Arrasate-, recuperan la estabilidad después de unas semanas, pero la falta de medios adecuados para hacer un seguimiento cercano provoca que dejen con frecuencia la medicación". Al cabo de un tiempo, añade, se produce un nuevo ingreso involuntario en un centro psiquiátrico". La atención a la salud mental se convierte así en una puerta giratoria sin fín.

Alberto Ruíz de Alegría es psicólogo y director de Norbera, centro de atención a adolescentes y sus familias con sede en Ategorrieta. El modelo de atención de este recurso parte de que los comportamientos conflictivos que se dan a estas edades y las consecuencias que estos desencadenan, corresponden a un proceso de búsqueda de identidad en el que todo está interrelacionado.

Un proceso al que hay que prestarle atención a su debido tiempo. El problema reside en que "la mayoría de los servicios estamos con lista de espera. La demanda es muy fuerte y continuada, y conviene recalcar que atender adecuadamente a menores y a su salud mental es prevenir enfermedades en la edad adulta", subraya este profesional.

TRASTORNO ALIMENTICIO INFANTIL

Los psiquiatras alertan de que se han disparado los casos de trastorno alimenticio infantil. Diversos estudios concluyen que la pandemia ha empeorado la salud mental a edades tempranas. Según el Observatorio de la Infancia y la Adolescencia del Gobierno Vasco, la red de servicios de salud mental de Euskadi atendió en 2020, en plena pandemia, a 14.024 menores, de los que el 25% fueron atendidos en Gipuzkoa.

La propia consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui, reconoció hace dos semanas "problemas" para contar con psiquiatras en la Atención Primaria, especialmente los especializados en la infancia, por "la falta de profesionales formados". La consejera señaló, no obstante, que aunque durante la pandemia se han incrementado los casos de pacientes con enfermedad mental, "se está prestando la atención adecuada a través de distintos recursos".

Según la últimos datos de la Diputación, las personas con enfermedades mentales graves aguardan de media en Gipuzkoa más de seis meses (187 días) para acceder a una plaza en la red de alojamientos de salud mental que ofrece el Departamento de Políticas Sociales. La mayoría de solicitantes tiene entre 45 y 64 años.

"La situación es preocupante porque cada vez hay más personas con patología mental, o al menos, reconocida, pero sin los medios adecuados para tratarlas", observa del Pozo, que echa en falta una mayor dotación de recursos para modularlos a cada persona según las necesidades, como tradicionalmente se ha hecho con personas con discapacidad intelectual: vida independiente con mayor o menor supervisión, derivándolas a centros cuando se descompensan.

Los profesionales consultados creen que hace falta una mayor coordinación entre la diputación, competente en Servicios Sociales, y el Departamento de Salud, en el área sanitaria. Ponen como ejemplo el perfil emergente en Gipuzkoa de pacientes con patología dual, como se define a la existencia simultánea de un trastorno adictivo y otro mental.

A este respecto, A este respecto, desde la Diputación informan de que el modelo de atención para las personas con diagnóstico de enfermedad mental, incluidas las personas con patología dual, "es transversal, en el que se atiende a las personas con patología desde la totalidad de la red de servicios". En ese sentido, "se han ido manteniendo reuniones periódicas tanto con el Departamento de Salud como con la Red de Salud Mental extra hospitalaria, así como reuniones puntuales con los hospitales de media y larga estancia".

Así se desprende de la respuesta por escrito del área que dirige la diputada Maite Peña a una pregunta del grupo Unidas Podemos en las Juntas Generales.