El Aita Mari se encontraba navegando a las 3.50 horas de la madrugada del lunes al martes al sur de Lampedusa. Fue entonces cuando recibió una llamada de un buque de pesca, que, a través de la radio, informaba a las autoridades "de la existencia de un bote en peligro y a la deriva". Casi dos horas después, el buque de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario llegaba a ese punto, y ante la falta de respuesta de las autoridades de Malta, que son las que tienen jurisdicción en esas aguas, "se ha procedido a repartir chalecos salvavidas y a poner a salavo a la gente en el barco", relata Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario. En total, 105 personas, entre ellos varios menores de edad. "La gente parecía que llevaba cuatro días a la deriva, con signos de mucha fatiga, incluso alguna infección por sarna. Estaban en un estado bastante lamentable", confirma Mijangos.

El objetivo ahora es encontrar un lugar de desembarco. Desde Aita-Mari ya se ha solicitado formalmente a las autoridades de Malta. "Tenemos que esperar la repuesta y si no es satisfactoria, tendremos que seguir contactando con diferentes autoridades hasta que se pueda tener un lugar de desembarco en un lugar seguro". "Ojalá que sea pronto", desea un Mijangos, consciente, eso sí, de que "pasarán unos días hasta que realmente se asigna un puerto, normamente Italia, pero eso está por ver. Nos andarán mareando unos dias hasta que realmente se pueda llevar a cabo el desembarco", se resigna.

Lo que toca en estos momentos es "cuidar a la gente, que está muy fatigada", entre los cuales se ha detectado un positivo por covid. "Se procederá a aislarle", asegura Mijangos, y al resto, "darle atención sanitaria, cuidados de alimentación, calor y barritas energéticas". Aunque a primera hora se anunció la presencia de dos menores, Mijangos reconoce que "podrían ser más". Es un tema complicado porque "la comunicación con ellos no es sencilla". Espera que "a medida que pasen las horas y la gente se tranquilice y esté en un mejor estado, se vaya recabando más información". Eso sí, las primeras informaciones hablan de 35 menores aunque "está por ver". Entre los mismos, "no hay niños, solo adolescentes", confiesa Mijangos.

"La situación cada vez va a peor"

Cerca del Aita Mari se encuentra el Sea Watch 3 de la ONG alemana que en menos de 48 horas ha hecho seis rescates y lleva a bordo a 412 personas. "Han sido rescates complicados, en botes de goma, a punto de hundirse", explica Mijangos, feliz de que "están todos a salvo". Sostiene que la situación "cada vez va a peor". En lo que se lleva de año ya se ha duplicado la cifra respecto al año anterior. "Nada más llegar a esas aguas, encontrarte con un bote de 100 personas en la inmensidad del mar, nos hace imaginar que el mar está plagado de botes en peligro. Esto es algo que las autoridades y Europa deberían incidir en que no ocurra y tomar cartas en el asunto, más allá de financiar a Libia para que salgan a por ellos y devolverlo a un país, donde hay un estado fallido y no es un lugar seguro. Europa y las leyes internacionales reconocen que no es un lugar seguro".

Para Mijangos, las medidas que está tomando Europa, no ayudan: "Están externalizando las fronteras y financiando a los países de origen para que retengan la salida de inmigrantes y las devuelvan". En su opinión, "eso no es más que tapar el problema". Entiende, en este senido, que "la gente si huye de un país en el que está sufriendo violencia, guerra, pobreza y hambre, es normal que tiendan a buscar alguna salida bien por mar, bien por tierra".

Ante esta situación, Mijangos no descarta tener que realizar más rescates. "Llevamos cuatro días navegando y la previsión es encontrar más gente. Poniendo rumbo hacia Italia, podría ocurrir que nos pudiéramos encontrar con más botes. Si nada más llegar nos hemos encontrado con uno y el Sea Watch ha rescatado a seis botes, todo podría ser. Hay más barcos por la zona, pero eso no evita para que el riesgo siga siendo grande", advierte.