La Navidad es sinónimo de encuentros, mesas llenas de platos especiales y celebraciones que se alargan durante horas. Sin embargo, también es una de las épocas del año más exigentes y comprometedoras para nuestro sistema digestivo.

Cambios en los horarios, comidas más copiosas y un mayor consumo de dulces y alcohol hacen que muchas personas sufran molestias como pesadez, gases, acidez o sensación de indigestión. De hecho, según datos de noVadiet, más de la mitad de los españoles padece algún tipo de malestar digestivo, una cifra que aumenta durante las fiestas.

Evitar estas molestias no significa dejar de disfrutar con la comida, sino aprender a comer con conciencia y preparar nuestro organismo para afrontar los excesos puntuales. Los expertos coinciden en que pequeños gestos antes, durante y después de las comidas y cenas navideñas pueden marcar una gran diferencia. Sonia Clavería, médica de familia del Departamento Técnico de noVadiet, nos da algunas claves que nos pueden ayudar.

Una mujer con molestias en el estómago por indigestión.

Llegar preparado a la mesa

Uno de los errores más comunes es llegar a la comida o cena navideña con demasiada hambre. Saltarse comidas para compensar suele provocar atracones y hacer elecciones poco equilibradas. Tomar un tentempié ligero antes -como una pieza de fruta, un yogur natural o un puñado de frutos secos- ayuda a controlar el apetito y permite comer más despacio y disfrutar más de cada bocado.

Antes de las fiestas, es recomendable ir adoptando unos hábitos sencillos: priorizar verduras, frutas y alimentos ricos en fibra, mantenerse bien hidratado y masticar correctamente. Estas rutinas preparan al sistema digestivo para gestionar mejor las comidas más abundantes.

Equilibrio en la comida

Servirse raciones moderadas y evitar repetir por impulso es clave para prevenir la sensación de pesadez. El cerebro necesita varios minutos para registrar la saciedad, por lo que conviene esperar antes de volver a servirse. Además, priorizar los platos que más nos gustan y reducir la cantidad de los más pesados ayuda a disfrutar de la comida sin sufrir los excesos.

Comer despacio y masticar bien cada bocado facilita la digestión y reduce la hinchazón. También es recomendable equilibrar el menú, combinando proteínas con verduras, ensaladas frescas, caldos o cremas suaves. Estos alimentos aportan fibra y agua, favorecen el tránsito intestinal y alivian la carga digestiva.

Por el contrario, mezclar en una misma comida grandes cantidades de fritos, embutidos, salsas pesadas y distintos tipos de proteínas puede generar molestias. Priorizar grasas saludables, como el aceite de oliva, el pescado azul o los frutos secos, resulta más digestivo y beneficioso para la salud.

Brindis familiar durante una celebración navideña.

Dulces, alcohol e hidratación

Durante la Navidad, los dulces suelen estar siempre a la vista. En lugar de picar constantemente, es mejor reservarlos para momentos concretos y consumirlos con moderación. Combinarlos con fruta fresca o frutos secos puede ayudar a evitar picos de azúcar y el malestar posterior.

El alcohol, por su parte, irrita la mucosa gástrica y favorece la acidez. Moderar su consumo y alternarlo con agua o infusiones ayuda a proteger el estómago. Mantener una hidratación adecuada a lo largo del día -beber entre 1,5 y 2 litros de agua- es fundamental para facilitar la digestión y evitar el estreñimiento.

Moverse para facilitar la digestión

No es conveniente acostarse justo después de una comida copiosa, ya que aumenta el riesgo de reflujo. Dar un paseo suave de 10 a 20 minutos o moverse en familia con juegos o bailes activa el tránsito intestinal y mejora la digestión.

En comidas especialmente abundantes, los complementos alimenticios pueden ser un apoyo útil. Las enzimas digestivas, los probióticos o infusiones de plantas como hinojo, manzanilla o anís verde ayudan a aliviar gases, hinchazón y pesadez.

Cuidarse sin renunciar

Según la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), en Navidad se consumen hasta un 30% más de calorías de lo recomendado, y el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) estima que los españoles ganan una media de cuatro kilos en estas fechas. Ante este escenario, los expertos recuerdan que adelantarse a las fiestas y mantener hábitos equilibrados es la mejor estrategia porque disfrutar de la Navidad también significa cuidarse y escuchar al cuerpo para evitar que los excesos le pasen factura.