- “Me ha sorprendido que hubiera una división tan grande dentro del feminismo sobre la ley trans”, explica María Silvestre, socióloga feminista y exdirectora de Emakunde.

En su opinión, el desencuentro obedece más a una cuestión doctrinal y filosófica que jurídica. “Estoy a favor de la Ley, porque necesitábamos un marco legislativo que protegiera a un colectivo que también sufre discriminación y exclusión; había que darle respuesta”, afirma.

La académica vasca sí reconoce que la libre designación de género puede llevar a un debate doctrinal sobre la necesidad o no de definir el concepto de mujer como sujeto político del feminismo.

“Dentro del feminismo siempre ha habido este debate porque el feminismo es plural; hay diferentes formas ideológicas y filosóficas de acercarse al feminismo. Además, en el caso de esta ley ha habido una escisión de carácter político en el seno del Gobierno de colación. Por un lado, el feminismo del PSOE, representado por Carmen Calvo, y el nuevo feminismo que lidera Podemos; en algunos sentidos el desencuentro ha podido ser también generacional”, añade Silvestre, que, aunque está más cercana, por edad, a Carmen Calvo dice sentirse más próxima de los postulados de las feministas más jóvenes.

Considera que el debate se debe de calmar; es sano el diálogo, la discusión, pero por el hecho de discrepar de la ley trans no se puede acusar a nadie de ser una tránsfoba. Hay mujeres referentes del feminismo en el Estado, a las que respeto mucho, que están siendo denigradas por ello. Esto tampoco puede ser”, sostiene la exdirectora de Emakunde.

“Cuando la ley habla de la libre autodeterminación de género, es cierto que puede diluir el sujeto político del feminismo: la mujer. Lo pone en riesgo pero dudo que de facto ese riesgo sea real, creo, al menos me gustaría pensar que no”, sentencia.

“A las feministas que discrepan de la ley no se las puede acusar de ser tránsfobas”

Socióloga, exdirectora de Emakunde