La luz empieza a recuperar su intensidad y sus matices, pero todavía queda tiempo (y pandemia por delante) para que luzca en su esplendor. Por el momento, la reapertura de los locales de ocio nocturno tendrá que esperar. Después de año y medio, las discotecas que continúan catalogadas en los Grupos III y IV seguirán con la persiana bajada. No así las encuadradas en los grupos I y II que hace ya meses optaron por sumar su oferta a las reglas de juego de la hostelería.

Así lo ha decidido el LABI, que ha entendido que todavía no se dan las condiciones sanitarias ni circunstancias sociales más propicias para que estos establecimientos puedan reabrir sus puertas. Y es que, el miedo a un repunte en los contagios por covid-19 está ahí, sobre todo con esa variante 'delta' incontrolada. Y la posibilidad de que una sombra oscurezca esa claridad al final del túnel se mira con mucha cautela, atención y respeto desde el Comité científico y técnico del LABI.

Los últimos datos aportados por la consejerade Salud, Gotzone Sagardui, reflejan el siguiente cuadro de incidencia: 638 casos identificados de variante brasileña, 156 de la sudafricana, 54 de la india, 13 de la nigeriana y 1 de la californiana. El propio lehendakari, Iñigo Urkullu, lo ha reconocido durante su comparecencia de hoy recordando lo ocurrido en Reino Unido y en Portugal. "No estamos exentos de riesgo", y más con la mayor movilidad de personas asociada al verano y el periodo vacacional.

En cualquier caso, el lehendakari quiso dejar claro que el hecho de que las restricciones se hayan aligerado no significa que haya que ser menos estricto en el cumplimiento de las medidas de salud pública que siguen estando vigentes. "Es más necesario que nunca cumplir", ha apostillado porque en esta recta final de la pandemia "es el momento de consolidar la tendencia". Este nuevo paso en la flexibilización de las restricciones será revisado en un periodo máximo de entre 15 y 20 días, ha confirmado Urkullu. El objetivo de este plazo es, precisamente, confirmar que la tendencia en la incidencia de contagios y en la presión hospitalaria sigue a la baja.

Si se cumplen estos objetivos, Euskadi volverá a bajar un escalón en el Plan Bizi Berri III e incluso, tal y como ha insinuado el lehendakari, se estudiaría la desactivación de la emergencia sanitaria. Una decisión que ya fue adoptada el verano pasado, hace exactamente un año, cuando Euskadi reabrió sus fronteras terrestres con Cantabria pero que, por desgracia, tuvo que volver a ser reactivada a mediados del mes de agosto. "Es el verano de la esperanza, pero también el de la prudencia", ha remarcado Urkullu.

En el otro lado de la balanza, los bares y los restaurantes amplían un poquito más su horario de atención al público y podrán dar servicios y consumiciones hasta las 2 de la madrugada. Podrán hacerlo desde mañana mismo. Además, en ese mismo pack dirigido al sector de la hostelería, también se aliviarán las restricciones de aforo y, desde ese mismo día la clientela tendrá un poco más de libertad para compartir espacio con amistades y familiares ya que se permite que seis personas puedan sentarse alrededor de una mesa.

Eso sí, se mantendrá el 50% de aforo en los interiores y la prohibición de consumo en barra o de pie seguirá en vigor. Los establecimientos de juego y apuestas deberán seguir idéntica normativa. Esa no es la única novedad del verano pandémico, el segundo que soportará Euskadi. Y es que el Consejo científico y técnico también se ha mostrado favorable a aflojar un poquito más las restricciones de los eventos culturales que también amplían horario hasta las dos de la madrugada; y del mismo modo, los encuentros deportivos al aire libre empezarán a recuperar el pulso vital con la presencia de público.

El máximo de personas para cualquier tipo de evento social, deportivo o cultural se fija en 600 personas en interior y 800 en exterior. En recintos con capacidad entre 1.600 y 5.000 personas, el máximo se amplía a 800 en interior y 1.200 personas en exterior. En recintos con capacidad superior a 5.000 el aforo será del 30%, ha concretado el lehendakari.

Además, los txokos y las sociedades gastronómicas (no se dice nada de las lonjas juveniles, que deberán permanecer con la llave echada), cerrados a cal y canto desde octubre de 2020, también recuperarán su lugar en la tradición popular vasca. Al igual que los locales de hostelería tendrán un límite de aforo al 50% y horario de apertura entre las 09.00 de la mañana y las 02.00 de la madrugada. Y lo más importante: deberán contar con un registro diario de reservas de mesa realizadas que podrá ser requerido en caso de necesidad.

Es decir, poco a poco, las obligaciones artificiales fabricadas para combatir la circulación y propagación del SARS-CoV-2 están siendo desinfladas debido, en gran medida, al dispositivo de vacunación capitaneado por las profesionales de Osakidetza desde el minuto uno.

El buen ritmo en la administración de dosis y la excelente acogida de la campaña por la población, con pocos rechazos, han hecho el resto. Y el mejor ejemplo de todo ello es que a partir de mañana Euskadi se adentra ya con decisión en esa fase 2 del Plan Bizi Berri III. Y lo hace, además, atendiendo a esa línea en el horizonte que representa el escenario 1, el primer escalón en esa hoja de ruta de desescalada.

La meta de los 60 casos acumulados en 14 días planteada por el Gobierno vasco no está ya tan lejos como hace apenas un par de meses: la incidencia acumulada el 26 de abril era de 546 casos y el último dato aportado por Osakidetza habla de 125. Alcanzado ese punto de baja transmisión del virus (porque todavía sigue circulando como demuestran las estadísticas de Osakidetza) el alivio de las medidas sería generalizado y, en cierto modo, se recuperaría una normalidad aunque sea postpandémica.

La reducción de contagios ha permitido a Euskadi transitar del escenario 3 de transmisión tensionada (en el que se entró el 2 de noviembre de 2020) al 2, de transmisión baja; y hay cinco en el Plan de contingencia de Osakidetza. En cualquier caso, las semanas venideras marcarán el futuro inmediato de Euskadi y de sus habitantes, de cuyo comportamiento dependerá que dentro de 15 o veinte días se atenúen de nuevo las medidas. El propio lehendakari ha dejado caer que incluso se baraja la posibilidad de desactivar la emergencia sanitaria.