- El Aita Mari, el atunero vasco reconvertido en embarcación de salvamento, auxilió ayer a primera hora de la tarde a 50 personas que se encontraban a la deriva en el mar. Entre los náufragos, todos varones, hay cuatro menores de edad, tres de 17 años y uno de 16.

Al cierre de esta edición todos se encontraban seguros a bordo del buque gestionado por la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), después de pasar varias horas de navegación en el Mediterráneo central, entre Libia e Italia.

En un primer chequeo, según informaron fuentes de la ONG, no presentaban problemas de salud. Las 50 personas habían zarpado desde Libia. La embarcación fue localizada en la zona de búsqueda y rescate bajo custodia de Malta.

Los miembros de la tripulación han asistido en los últimos días a situaciones complicadas. “Ayer fuimos testigos de que las autoridades no pusieron en marcha ningún dispositivo de búsqueda y dejaron 95 personas en el mar en peligro”, indicaron el lunes pasado. Afortunadamente, todas ellas fueron auxiliadas por un mercante.

“El mar Mediterráneo se está convirtiendo en un mar de muertos”, sentenció ayer el italiano Alberto Maritati, uno de los tres ciudadanos europeos que ha trasladado a la Comisión Europea (CE) establecer una política migratoria que respete los derechos humanos, con especial atención a los migrantes que mueren tratando de llegar a su destino.

Maritati alertó del aumento de personas que “no llegan a su meta”, ahogándose frente “a la indiferencia total y la pasividad” de algunos Estados miembros, por lo que pidió que se adopte una nueva política “responsable de acuerdo con los valores, derechos y libertades” que son el “pilar fundamental de Europa”. “Mientras esperamos la tan deseada política migratoria, hacen falta normas eficaces para regular este fenómeno y que dignifica a las personas que están en el mar”, alertó.

Se trata del primer rescate que realiza el Aita Mari en esta quinta misión que comenzó el pasado 8 de mayo, cuando soltó amarras desde el puerto almeriense de Adra para realizar su labor humanitaria. El atunero vasco ya había auxiliado en febrero a 102 migrantes, la mayoría de origen somalí, entre los que había un bebé y siete mujeres. El pasado 19 de febrero rescató a una segunda embarcación a la deriva con 46 personas a bordo. En la anterior misión, el barco había partido el pasado día 12 de Almería tras más de dos meses de periplo burocrático para poder zarpar. Con una tripulación formada por trece personas, entre marineros profesionales y voluntarios, su objetivo era rastrear las embarcaciones a la deriva en el Mediterráneo Central. El barco vasco había solicitado a Malta y a Italia ayuda a través de sus guardias costeras. “Reclamamos la presencia de buques de la Unión Europea (Frontex) en esta zona”, señalaron entonces, conscientes de que “el salvamento en el mar no debería depender de embarcaciones de una ONG”.