- Afirma Javier Salgado, director general de Grupo Funeraria Vascongada, que los trabajadores de las funerarias “han sido los grandes olvidados” en esta pandemia, cuyo trabajo “no ha sido reconocido”, a pesar de que les ha tocado trabajar en condiciones “durísimas”.

Tras un año de pandemia, ¿qué hemos aprendido?

-Hemos aprendido a valorar los abrazos, los afectos, la libertad, la amistad, la familia y la salud. También a adoptar medidas de seguridad e higiénicas (lavado de manos, geles hidroalcohólicos, mascarillas, etc.) en nuestra vida. Hemos aprendido a valorar que, a pesar de todo lo que ha supuesto esta situación de sufrimiento, ruina económica y fallecimientos de seres queridos, hay profesionales y profesiones que, no solo han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos, sino que la han superado con creces. Por citar algunos colectivos, hay que hacer una mención especial al personal médico y sanitario, al personal socio-sanitario de residencias y centros de tercera de edad, farmacéuticos, cuerpos de policía, bomberos… Y por supuesto no quiero olvidarme del personal funerario de todas las empresas funerarias que trabajamos en Gipuzkoa, que somos los grandes olvidados y a los que no se nos ha reconocido nuestro trabajo. Un trabajo esencial y fundamental siempre, sobre todo, en estos tiempos de pandemia en la que hemos tenido que trabajar en condiciones muy duras.

Hace unos meses, hablaba de la pandemia como un tsunami que nos ha cambiado la vida, ¿qué opina ahora?

-Esta pandemia ha producido una revolución económica, social, y cultural. Hemos cambiado la forma de relacionarnos con nuestros familiares y amigos por otras formas de relación que antes ni siquiera imaginábamos. En el trabajo, también ha habido cambios profundos: mantenemos la distancia de 1,5 metros en el puesto de trabajo entre asientos; se han sustituido las comidas de empresa por almuerzos individuales en la propia mesa o en mesas en las que te colocas de forma que no tengas contacto con otros compañeros de alrededor; las reuniones de trabajo se han sustituido por videoconferencias y el uso de las nuevas tecnologías (Zoom, Teams) forma parte ya de lo habitual en nuestro día a día

¿En qué condiciones están trabajando actualmente?

-Todas las empresas funerarias estamos trabajando con protocolos de seguridad y en entornos seguros, primando la seguridad de nuestros trabajadores y de las familias que acuden a nuestros tanatorios, extremando la limpieza y desinfección de las instalaciones y garantizando la existencia de geles hidroalcohólicos en todas las estancias. Las despedidas se siguen realizando y la limitación de aforos ha hecho que algunos servicios que ofrecíamos los hayamos tenido que ofrecer de otra forma más personal o reducida. Es importante recordar que, además de los fallecimientos por coronavirus, se han seguido produciendo miles de fallecidos por otras causas en nuestro país, aquellos que se producen en condiciones de normalidad. El coronavirus nos privó hace un año de la posibilidad de despedirnos públicamente, no sólo de aquellos que fallecieron por su causa, sino de los que lo hicieron por cualquier otra en este periodo. También ellos y sus familias merecen un momento de recuerdo. La posibilidad de despedirse debidamente de nuestros seres queridos es clave para una adecuada gestión del duelo después de un fallecimiento. Es un momento de transición psicológica, necesario para asumir la despedida, y que pasamos acompañados de familiares, amigos y allegados.

¿Las semanas que siguieron al confinamiento fueron las más duras que le ha tocado vivir en su vida?

-La incertidumbre y la incredulidad ante una situación inédita y tan grave nos obligó a tomar decisiones día a día, en función de la situación diaria, y fue muy duro. Lo peor fue el cambio en la relación con las familias. Tuvimos que hacerlo con mayor precaución: colocamos mamparas en las mesas de oficina, se limitó la presencia a dos familiares en el momento de la contratación, se ofreció la posibilidad de contratar los servicios online, etc. Esta situación nos ha obligado incluso a no poder manifestar o transmitir el apoyo o afecto en esos momentos a través de un abrazo, un apretón de manos o un beso, y ha sido muy duro para todos. Además, con el cierre de las instalaciones funerarias perdimos los lugares y los momentos donde recordamos a nuestros seres queridos en compañía. Lo más doloroso del covid ha sido que nos ha privado de la posibilidad de despedirlos como se merecen. Acompañar a las familias durante este duelo, facilitárselo, es la razón de ser de nuestro trabajo y nos ha privado de hacer las cosas como sabemos hacerlas.

Todavía no han recibido la vacuna.

-Nuestro sector ha sido de los últimos incluidos dentro de la estrategia de vacunación, en el mismo nivel que otros sectores de la población, y no comprendemos el motivo. Nuestros trabajadores deberían de haber recibido la vacuna al mismo tiempo que los sanitarios, ya que nuestra labor comienza donde termina la del médico o sanitario. Creo que el nivel de fallecidos por el coronavirus es suficientemente alto para ser un grupo de alto riesgo y por ello debíamos haber sido vacunados antes.