Aumenta la desesperación de personas migrantes que llegan desde Canarias a territorio guipuzcoano, y con ella la asunción de riesgos. El bloqueo en la frontera ha forzado a explorar otras vías como quedó patente el miércoles cuando un joven trató de cruzar el Bidasoa a nado. No lo consiguió y se dio media vuelta. No ha sido el único intento. Otro migrante guineano de 22 años fue socorrido el sábado por unos vecinos tras alcanzar la costa en Hendaia, aterido de frío. Él sí pudo continuar su proyecto migratorio hacia el norte. Organizaciones sociales advierten de que puede ir en aumento el número de personas que tratan de saltar el charco al no ver otra salida.

El país galo sigue muy vigilante para poner freno a los flujos migratorios de la ruta canaria. Los gendarmes apenas dan opción. La alerta terrorista y la pandemia se traducen en férreos controles de 24 horas en puentes, autobuses e incluso vías de tren. Las devoluciones de migrantes son constantes, como los intentos por continuar la ruta. En este contexto, un joven de unos 18 años se lanzó el miércoles al Bidasoa. Sin llegar a alcanzar la orilla se dio media vuelta debido al agotamiento y las bajas temperaturas. Fue atendido por sanitarios de Cruz Roja en el recurso de acogida de Irun. "Al ver que no podía llegar a Hendaia desistió", relatan testigos presenciales. El chico fue trasladado por la noche al hospital para ser sometido a una exploración médica.

Se tiene constancia de al menos otro joven en tránsito hacia el norte de Europa que, ante las dificultades para atravesar la muga, ha sido socorrido tras alcanzar a nado la costa labortana con una mochila. Ocurrió el sábado. Varias personas asistieron al joven a orillas del Bidasoa. Le proporcionaron café, comida caliente y calzado. "Estaba agotado, con mucho frío", ha plasmado en las redes sociales Tom Dubois-Robin, uno de los vecinos de Hendaia testigo de los hechos que ha querido lanzar un mensaje a las autoridades públicas "para que esta dramática situación no perdure".

"Evitar un lugar de muerte"

La Red de Acogida de Irun insta a las instituciones a que se tomen las medidas oportunas "a fin de evitar que Euskal Herria pase a ser un lugar de muerte para las personas que tratan de mejorar o salvar su vida". No es la primera vez que ocurren estos hechos en Bidasoaldea. Se tiene constancia del fallecimiento de cientos de portugueses ahogados tratando de cruzar el río entre las décadas de los 60 y 70.

Migrantes que por aquel entonces huían del régimen dictatorial de Salazar. "Aquellos eran años oscuros. Ahora no. Nos vemos en la necesidad de seguir denunciando las políticas asesinas en materia de migración de la Unión Europea y sus estados miembros. A fecha de hoy no tenemos noticia de ninguna muerte en nuestra comarca, y esperamos que siga así", indican desde esta agrupación.