Cinco hombres serán juzgados este martes acusados de secuestrar en 2017 a un hombre en Errenteria y trasladarlo en coche a Alicante para pedir un rescate a su hermano, aunque finalmente fueron detenidos en una operación coordinada por la Ertzaintza y la Guardia Civil, que consiguió liberar a la víctima en Tarragona, cuando era conducida a Francia.

Según informaron en su momento ambos cuerpos policiales, esta era la segunda ocasión en el que la víctima vivía una episodio similar, ya que años atrás, en 2012 había sufrido otro rapto por parte de la misma "peligrosa organización criminal francesa".

En aquella oportunidad, en la que también se exigió a sus allegados una fuerte suma de dinero, fueron la Policía vasca y la Gendarmería francesa quienes intervinieron en un operativo que se resolvió cuatro días después del secuestro con la liberación del rehén en Tolouse.

En aquella operación fueron detenidos tres implicados, a los que se intervinieron dos fusiles de asalto, una pistola y un revólver, y dos de los cuales se encuentran entre las cinco personas que serán juzgadas este martes en Donostia.

El segundo secuestro se produjo el 9 de diciembre de 2017, cuando la víctima salía de su domicilio de Errenteria sobre las ocho de la tarde y cuatro hombres, para los que la Fiscalía pide ahora 16 años de cárcel, lo abordaron e introdujeron violentamente en un vehículo tras golpearlo fuertemente y amenazarlo con una pistola.

En la madrugada del día siguiente, un hermano del rehén denunció a la Ertzaintza que los raptores se habían puesto en contacto con otro hermano de ambos, residente en Málaga, a quien le habían reclamado un rescate de medio millón de euros como condición para no matar a su familiar, según detalló entonces la Policía.

Las investigaciones comenzaron a coordinarse entre ambos cuerpos al sospecharse que los captores había abandonado el País Vasco, después de lo cual se situó a la víctima en Alicante, donde fue detenido un quinto individuo acusado de acogerlos en su vivienda y para el que el Ministerio Público demanda ahora cinco años de prisión.

Mientras la víctima estuvo retenida, los procesados presuntamente mantuvieron numerosos contactos telefónicos con el hermano de la víctima para establecer las condiciones de la liberación, pero las negociaciones fracasaron y los secuestradores decidieron huir a Francia el 11 de diciembre, al parecer con el propósito de acabar con la vida de su rehén.

Se estableció entonces un dispositivo para evitar la huida, compuesto por agentes la Guardia Civil y en coordinación con la Ertzaintza, que permitió localizar y controlar los movimientos de los secuestradores cuando viajaban con la víctima por la autopista del Mediterráneo.

Los captores se dirigían a Francia en dos turismos con matrícula del país galo: en uno viajaba el secuestrado y otro era utilizado como "lanzadera" para detectar e informar de una eventual presencia policial.

El primero fue interceptado en una estación de servicio de L'Arboç del Penedés (Tarragona), la víctima fue liberada y dos de los raptores detenidos.

Una hora después, los dos que viajaban en el vehículo "lanzadera" fueron arrestados cuando se hallaban a tres kilómetros de la frontera franco-española de La Jonquera (Girona).

En ese vehículo se intervino una pistola eléctrica o "taser", camuflada bajo la apariencia de un teléfono móvil, además de diverso material relacionado con los hechos.

Último día para conseguir el dinero

Los arrestados, de entre 27 y 40 años, dos de los cuales participaron en el secuestro anterior de esta misma persona, ocurrido en febrero de 2012, fueron puestos a disposición de los Juzgados de Guardia de los lugares en los que se produjeron las detenciones, y se decretó el ingreso en prisión de todos ellos.

La víctima, que fue trasladada al centro de salud más próximo, presentaba "evidentes lesiones producidas por los golpes recibidos" y se encontraba "aturdida debido a la vivencia sufrida".

Poco después, fue detenido en Alicante el hombre que supuestamente escondió en su vivienda a la víctima y a sus cuatro presuntos secuestradores.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, en una de las llamadas para reclamar el pago del rescate, los inculpados habrían llegado a poner al teléfono a ambos hermanos para que la víctima explicara a su familiar que "estaba muy mal y enfermo", que el día siguiente "era el último para conseguir el dinero" y le pedía que "atendiese a las solicitudes de sus captores".