- Hace ya 25 años que Miguel Saizar y Nieves Soroa se aventuraron a abrir Saizar Gozotegia en Tolosa, un lugar que funciona como pastelería y cafetería al mismo tiempo. Acostumbrados a acoger a numerosos clientes en el local, la aparición de la COVID-19 cambió de golpe y porrazo la normalidad vivida hasta entonces. Las panaderías y pastelerías fueron de los pocos establecimientos que permanecieron abiertos durante el primer confinamiento al ser considerados esenciales. "Trabajar durante el confinamiento fue muy distinto y laborioso al mismo tiempo. A pesar de pasar por todas las medidas impuestas siempre teníamos miedo de tener algún contagio", cuenta Soroa, quien lleva actualmente la pastelería junto a Josune Urdanpileta.

Estas dos mujeres vivieron con "extrañeza y con cierto miedo" los primeros momentos de la pandemia, aunque Soroa destaca que esta nueva situación les está suponiendo "mucho más trabajo, ya que hay que desinfectar todo lo que se toca". La pastelería, ubicada en el barrio de Iurre, junto al estadio Berazuri, es una de las pastelerías más tradicionales de Tolosa, que cuenta con una amplia tradición pastelera. Nieves Soroa responde a las preguntas cuando se cumple cerca de un año del inicio de la pandemia.

¿Por qué decidieron abrir la pastelería hace ya un cuarto de siglo?

-Miguel, mi marido, comenzó con 12 años aprendiendo el oficio de pastelero trabajando junto al gran maestro José Mari Gorrotxategi, fallecido hace unos años. Después de un tiempo, él y yo decidimos abrir Saizar Gozotegia en 1996, hace ya 25 años, y aquí seguimos desde entonces.

¿Cuáles son las especialidades de vuestra casa?

-Diría que los cruasanes. Además, también hacemos pastas, postres de hojaldre y bocaditos que tienen un gran éxito entre nuestros clientes. Todos estos dulces los elaboramos en nuestro obrador familiar.

¿En todos estos años había vivido tiempos tan convulsos como los que estamos viviendo ahora?

-La verdad es que nunca habíamos vivido algo similar. Hasta ahora hemos venido trabajando muy bien. Con las restricciones, el café lo hemos venido sirviendo en vasos reciclables y hemos tratado de mantener la distancia de seguridad entre un cliente y otro en todo momento.

¿Qué tal fue la experiencia de trabajar durante el confinamiento?

-Al principio fue extraño e incluso a llegamos a sentir cierto miedo por la situación. Al final, con la irrupción de la pandemia tuvimos mucho más trabajo, ya que había que desinfectar todo lo que los clientes y nosotros tocábamos. Fue muy distinto y laborioso al mismo tiempo, y siempre tuvimos ese miedo de tener algún contagio.

¿Cómo les están afectando las restricciones a vuestro negocio?

-Pues con mucha incertidumbre. Tenemos a parte del personal en ERTE ya que la actividad comercial ahora es menor. Espero que toda esta situación pase cuanto antes para que podamos volver a trabajar como hace un año.

¿Cuáles son sus expectativas de cara al futuro próximo?

-Solo pido que volvamos cuanto antes a la normalidad. Por lo menos a la situación que había antes de que comenzara la pandemia.