La identificación electrónica para relacionarse con la Administración ha dado un paso de gigante con la pandemia. Solo Izenpe, el prestador vasco de servicios de identidad digital y firma electrónica, ha emitido 336.000 nuevos medios de identificación propios (Bak, Bakq, certificados individuales, corporativos…) en 2020. Pero también se han incrementado otros medios de identificación como el DNI electrónico. Las cifras son de vértigo. En 2020, el año del coronavirus, se han registrado en Euskadi casi 30 millones de interacciones telemáticas con firma digital, el doble que en 2019.

Lo presencial ha dejado sitio a las gestiones online. Y la pandemia ha roto resistencias. En solo dos años, la emisión de medios de identificación digital se ha triplicado y el número de operaciones telemáticas ha saltado de 8,1 millones en 2018 a 29,9 millones en 2020. “Y los datos de los primeros meses de 2021 nos dicen que ha venido para quedarse”, precisan fuentes de Izenpe. Cifras inimaginables si echamos la vista un año atrás. En la era anterior al virus.

¿Pero qué es Izenpe? “El símil que utilizamos es el de una puerta y una cerradura. Cuando llegas a casa, si vieras la puerta abierta, tendrías sensación de inseguridad. Luego, es necesaria una puerta y su solidez y el nivel de seguridad de sus cerraduras dependerá de lo crítico o valioso que haya tras esa puerta: no es lo mismo comprobar el aprobado de un examen de HABE que acceder a nuestra historia clínica, que requerirá de un mayor grado de seguridad”, explican fuentes de Izenpe, el prestador vasco de servicios de identidad digital y firma electrónica.

Hay varios medios de identificación que sirven para que la ciudadanía pueda identificarse y firmar electrónicamente, pero BakQ es la joya de la corona, “el más versátil y se puede utilizar tanto en ordenadores, como en móviles y tabletas, en cualquier sistema operativo”, lo que ha supuesto un despegue de esta tecnología. Con esta herramienta se “pueden tramitar de forma online en los distintos servicios de las Administraciones vascas sin necesidad de instalar nada en su ordenador o dispositivo”, asegura Izenpe.

El despegue de la identificación electrónica llegó de la mano de un cambio en el reglamento europeo en 2016. Hasta entonces, los certificados que están en la nube, como BakQ, no estaban homologados. “Lo que se entendía que era seguro, era el chip de la tarjeta (Izenpe o DNI electrónico), pero ahora esa tarjeta se ha convertido en una macrotarjeta que tiene Izenpe certificada en la nube y tú accedes a esa megatxartela en la que estás registrado, con unas claves”, dicen fuentes del prestador de servicios.

A raíz de ese cambio normativo, en 2017 nace BakQ y explota enseguida. En poco más de un año, para finales de 2018, ya había captado 91.280 usuarios. Y en un año se dobló, de modo que el 31 de diciembre de 2019, justo antes de la pandemia, había 180.000. El impacto inicial era enorme y se sumaba a otras 222.782 tarjetas Bak, más sencillas y con un grado menor de seguridad, pensadas para operaciones más comunes.

Pero la pandemia estaba por llegar y el crecimiento en 2020 experimentó otro golpe inesperado. En apenas nueve meses, tras tres meses prácticamente inhábiles por el confinamiento severo, se tramitaron más de 103.000 BakQ y otras 164.000 Bak. Y al cierre de 2020, el número de Bak y BakQ vivas en Euskadi se elevaba a 670.000.

BakQ nos permite acceder a todo, incluso para relacionarse con administraciones no vascas. “Tienes un certificado, el mismo que te emitíamos en el chip criptográfico de la txartela verde. Pero si tú antes perdías la txartela, tenías que pedir otro certificado. No podías recuperar la contraseña. Con BakQ, si hay olvido, hay recuperación; si hay bloqueo, hay recuperación; cosas que las tarjetas criptográficas no nos dejan hacer”, explica desde Izenpe.

“La diferencia fundamental es que con BakQ no tienes que instalar nada y puedes acceder con el nivel máximo de seguridad a tu carpeta de salud, ver tu historial de vacunas, los resultados de análisis, si tienes cita con el especialista, si has estado en Urgencias, tu historial clínico” y toda la información que previamente haya incorporado Osakidetza.

Las campañas de Renta con las haciendas forales son uno de los trámites que la ciudadanía más hace de forma electrónica con la Administración junto con carpeta de salud, que es otro de los servicios estrella, pero también se pueden consultar las tasas de basura o el IBI en las sedes electrónicas de las tres capitales vascas, por ejemplo.

El boom del año pasado requiere, dicen, “una labor muy importante de acompañamiento y de resolución de dudas”. Por eso, la atención a los usuarios de Izenpe es muy amplia. “La primera vez te puede dar más o menos vértigo o inquietud. El acompañamiento va a existir siempre; a la gente le gusta tener otra persona al otro lado del teléfono”, afirman.

BakQ se adapta y es válida para el conjunto del Estado y Europa, pero la página web de la Seguridad Social, por ejemplo, no tiene instalado el portal de identificación electrónica de Euskadi, lo que requerirá que nos descarguemos un software gratuito que haga de puente entre la Seguridad Social y el certificado vasco que tú tienes. Lo mismo para consultar los puntos del carné de conducir en Tráfico. Nos seguirá haciendo falta un software gratuito que te descargas desde la web de Izenpe y “universaliza el uso de BakQ más allá de los portales de identificación vascos”, aseguran.

“El verdadero reto de todo esto es conseguir interoperar, y que un individuo, con una única identidad digital, pueda funcionar allá donde quiera, sin tener que pensar uno u otro, ni instalar ningún software”, afirman.