- El pasado 9 de febrero el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco daba la razón a los hosteleros, quienes sostienen que sus negocios no son foco de contagio, y un día más tarde bares y restaurantes de municipios en zona roja volvían a abrir sus persianas, con ilusión pero también mucha incertidumbre. Iker Vicente, camarero del bar Marugame de Donostia, se muestra preocupado por la complicada situación que está viviendo el sector. "Hay negocios que no están aguantando y tienen que echar definitivamente la persiana", sostiene.

Llevan ya una semana trabajando, tras la decisión del TSJPV de reabrir la hostelería. ¿Cómo ha sido la vuelta?

-Hemos vuelto con muchísimas ganas, pero también con mucha incertidumbre. Seguimos sin ver claro el futuro y no sabemos muy bien a qué atenernos, porque lo cierto es que en cualquier momento pueden cambiar o endurecer las medidas.

¿En qué medida les afecta la reducción del horario de cierre?

-Nos perjudica mucho, porque el momento de mayor trabajo se concentraba a partir de las 19.00 horas.

¿Cómo está la clientela de ánimos?

-La gente ha vuelto al bar con muchas ganas y estamos trabajando muy bien. Por otra parte, con el tema de la vacuna notamos que la gente está algo más relajada y tenemos que seguir insistiendo en que cumplan las medidas.

Cuando habla sobre el cumplimiento de medidas, ¿se refiere al uso de la mascarilla?

-Sin duda es en lo que más tenemos que insistir. Solo puedes retirarte la mascarilla en el momento de la ingesta, y muchas veces la gente se olvida de ponérsela.

El 26 de enero Donostia entraba en zona roja y se decidió cerrar la hostelería. ¿Cómo se tomaron la decisión?

-Este último cierre ha sido el más duro. Habíamos empezado a trabajar muy bien y nos cayó como un jarro de agua fría. En general, hay cansancio por una situación que se alarga y de la que no vemos muy claro cuándo vamos a salir. También vemos con preocupación cómo hay negocios que no aguantan y tienen que echar definitivamente la persiana. La situación es complicada.

A nivel laboral, ¿cómo ve el futuro?

-Estoy muy a gusto en este trabajo, pero no veo claro el futuro. La pandemia ha afectado mucho a la hostelería, no solo por los cierres; las restricciones de aforo, distancias, etc. Ha cambiado totalmente nuestra manera de trabajar. Al bar no solo se va a consumir, se va a socializar y con las restricciones está perdiendo su esencia.

Hemos asistido a las protestas de los hosteleros e insisten en que están pagando justos por pecadores, ¿qué opina?

-La cuestión es que las restricciones deberían ser para todos, no solo para la hostelería. En el transporte público o las tiendas vemos que no hay aforos limitados ni se respetan las distancias de seguridad.