- Euskadi empieza a pagar caro el precio de salvar la Navidad y afronta los peores datos desde noviembre tanto en número de contagios como en nuevos ingresos hospitalarios. Hay que retrotraerse a hace más de mes y medio, concretamente al día 25 de noviembre, para encontrar un número de positivos tan alto como el contabilizado este viernes, 658. Se traslada así a la estadística epidemiológica el temido efecto Navidad que ha disparado la propagación del virus, y cuyo impacto real puede todavía notarse en la presión hospitalaria durante todo enero.

La incidencia y transmisión del virus prosigue así su escalada hasta situarse en los 282 casos por 100.000 habitantes. Un aviso a navegantes que hace presumir que la tasa de incidencia acumulada puede seguir remontando en los próximos días, y rebasar los 300 casos por 100.000 habitantes, lo que volvería a situar a la CAV en la zona naranja de alerta.

Pese a que la tasa de positividad ha bajado ligeramente en las últimas horas, pasando del 7,1% al 6,9%, el número de contagios ha ascendido a 658, lo que supone 123 más que en el recuento del jueves, con Bizkaia encabezando este particular ranking de riesgo con 354 nuevos positivos.

Los hospitales también acusan el aumento de contagios. La presión asistencial va en aumento y el viernes un total de 63 pacientes ingresaron en planta, 17 más de los que lo hicieron el jueves. Es también el peor dato en varias semanas y hay que volver a viajar hasta noviembre para encontrar dígitos semejantes. La tensión se palpa asimismo en las Unidades de Cuidados Intensivos y actualmente permanecen muy graves 75 enfermos, cuatro más de los recogidos en los anteriores datos del Departamento vasco de Salud.

Con el agravante de que se trata de pacientes que necesitan un seguimiento especial ya que sufren síntomas persistentes. De hecho, la mayoría de hospitalizados con COVID-19 presenta algún síntoma seis meses después de superar la enfermedad, según reveló ayer mismo un artículo en la revista médica The Lancet. Según el estudio, el síntoma más frecuente es la fatiga o la debilidad muscular, detectada en un 63% de los enfermos, seguido por dificultades para conciliar el sueño y ansiedad o depresión. La investigación revela, además, que aquellos pacientes hospitalizados en estado más grave tienden a padecer, meses después, un mayor deterioro en su función pulmonar y anomalías en pruebas de tórax, lo que podría indicar que el virus causa un daño persistente en algunos órganos.

Con una situación epidemiológica que el lehendakari Iñigo Urkullu definió el pasado miércoles como de “extrema gravedad”, mañana vence el paquete de medidas que aprobó en diciembre el Consejo Asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi, una mesa de crisis que decidirá este lunes si se implementan nuevas restricciones.

Esta semana, la Comisión Técnica del LABI se ha reunido dos veces, certificando una evolución al alza “lenta pero constante” de los contagios, pero no ha instado a adoptar medidas de urgencia. Así los técnicos han confimado que la situación epidemiológica sigue siendo “muy preocupante”, aunque a la espera de las decisiones que pueda adoptar el nuevo encuentro de este lunes, no han propuesto modificaciones a las actuales medidas preventivas frente a la expansión del coronavirus.

Con una enfermedad que trae todavía noticias preocupantes y que en Euskadi lleva varios días encadenando tasas de incidencia negativas, las autoridades sanitarias vascas abundan en el llamamiento a la prudencia. Subrayan que “todavía nos quedan muchos meses por delante de tener cuidado y preservar a toda la colectividad hasta que se extienda la vacunación”.

Y es que, a pesar de que la inmunización ya haya comenzado en la mitad de los países desarrollados, podrían pasar hasta seis meses antes de que las vacunas ayuden a bajar los casos diarios en la pandemia, según advirtieron ayer desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El propósito de las vacunas que se están administrando es muy específico, el de salvar vidas llegando a la población en mayor riesgo, pero no se dispone todavía del volumen suficiente para que tengan impacto en las curvas de casos diarios”, admitió el asesor de la OMS, Bruce Aylward. “No vamos a ver el descenso de casos en los próximos seis meses”, aseguró, advirtiendo que la inmunización tampoco tendrá el efecto deseado “si la gente se reúne en grandes cantidades, no usa mascarilla o deja de tomar el resto de precauciones”.