- Los casi 14.000 locales de hostelería de Euskadi contienen la respiración esperando poder abrir el próximo fin de semana, más concretamente este sábado. Desde que echaran la persiana a las once de la noche del seis de noviembre, debido a las medidas restrictivas para frenar los contagios de coronavirus, el sector vive un particular vía crucis. Pero las instituciones vascas pueden insuflarles un poco de oxígeno porque debatirán este miércoles, en la mesa de la crisis sanitaria -conocida como LABI-, una propuesta técnica con las especificaciones del plan para Navidad, que contempla la reapertura de bares y restaurantes.

Este lunes, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, que participa todas las semanas en las sucesivas reuniones del LABI, ya deslizó que la hostelería podría volver a abrirse “este sábado o fin de semana”, aunque consideró que habrá que esperar a “qué decisión se adopta”. Además, teniendo en cuenta los datos de riesgo de contagios, destacó que serán “los espacios exteriores los que vayan a tener el mayor peso en el funcionamiento de la hostelería”, por lo que presentó una serie de modificaciones en la ordenanza de terrazas en Donostia.

El Ejecutivo de Urkullu también dejó la semana pasada la puerta abierta a retomar la actividad. Una reapertura que se presume escalonada y principalmente en terrazas, tal y como ha realizado, por ejemplo, la Xunta, que ha planteado restricciones en función del número de casos covid por cada 100.000 habitantes. En el más restrictivo de ellos, se abren bares y restaurantes hasta las 17:00 horas con posibilidad de cubrir un aforo del 50% en las terrazas. La propuesta más laxa es la que permite abrir hasta las 23:00 horas con aforos del 50% en el interior y 75% en el exterior. Sin embargo, la sanidad cántabra decidía el pasado viernes prorrogar otras dos semanas, es decir hasta el día 19, el cierre en el interior de los locales. La situación es muy desigual según las comunidades que realizan una travesía del desierto en condiciones muy diferenciadas. Mientras en Madrid el sector ha seguido abierto, en Andalucía lo hace hasta las 18.00 horas. La mayoría de ellas implementó restricciones totales o parciales en función del nivel de alerta. Pero en muchas autonomías ya se ha procedido a una paulatina reapertura de terrazas. Mañana miércoles, por ejemplo, es el día señalado en rojo en el calendario de los hosteleros asturianos. Ese día, el Principado decide también si permite volver a levantar la persiana.

A pesar de que el escenario epidemiológico no es todo lo bueno que sería deseable (actualmente hay 349 casos de coronavirus por cada 100.000 vascos), volver a abrir los negocios parece inevitable dadas las presiones existentes. Tras el cerrojazo hostelero, se han sucedido las protestas que ni siquiera ha podido amortiguar la inyección de dinero por parte del Gobierno Vasco y de los ayuntamientos que han aprobado un importante paquete de ayudas directas y a fondo perdido para cubrir pérdidas.

En un año de pesadilla, los hosteleros confían en abrir este fin de semana para poder salvar los muebles y compensar unas pérdidas que no han dejado de crecer desde el confinamiento de marzo. Para muchos de estos trabajadores, la reapertura supondría un alivio, pero resulta insuficiente si es solo en el exterior ya que “el sector se encuentra ya en un punto de no retorno y porque el frío ahuyenta a los clientes de las terrazas”.

Y es que en mitad de un puente considerado clave para calibrar la evolución de la pandemia y que puede acabar siendo, según los expertos, determinante ante la celebración de las próximas navidades, el lehendakari expuso el domingo su prevención sobre el relajamiento de las medidas. “No nos podemos dejar arrastrar por el exceso de confianza y debemos evitar las actividades en espacios cerrados, concurridos y mal aireados”, subrayó. “Se trata de evitar la vuelta al confinamiento, el colapso sanitario, el coma económico y el aumento de las brechas sociales”. El objetivo, incidió el lehendakari, es “defender ante todo la salud pública, el bienestar y también la educación, la cohesión social y el empleo”. Por ello, reclamó a la ciudadana vasca que “respeten las burbujas familiares, sociales, educativas o laborales, que usen la mascarilla y que mantengan la distancia interpersonal así como que haya ventilación permanente en los locales cerrados”.

Entre los hosteleros también cunde el temor a un nuevo cierre después de las fiestas navideñas si se tuercen los datos epidemiológicos. Algunos encargados aseguran que comprarán suministros en cantidades pequeñas y en pedidos diarios para evitar que un nuevo cierre les pille con mucha mercancía sin consumir en sus neveras. Recuerdan al Ejecutivo de Gasteiz que para habilitar la apertura este sábado es necesario que la autorización se traslade “con cierta antelación para que dispongan de un margen, aunque sea mínimo, para abastecerse, planificar esta nueva etapa e iniciar los trámites para rescatar a sus trabajadores de los ERTE”.