Tras la primavera más atípica de todos los tiempos, y no precisamente por lo meteorológico, el verano se estrenó ayer en Euskadi de la mejor forma posible: con un sol de justicia y unas temperaturas que invitaban a acercarse a la playa o echarse al monte. Esta tónica se mantendrá gran parte de esta semana, con temperaturas muy cercanas a los 30 grados, al menos hasta el jueves, cuando se estima que los mercurios comiencen a suavizarse. Y es que parece que el buen tiempo ha llegado para quedarse.