- Un centenar de personas sin hogar va a tener la posibilidad de integrarse en la red de recursos sociales en Donostialdea y comenzar un nuevo itinerario, según confirmó ayer a este periódico la concejala de Acción Social del Consistorio donostiarra, Aitziber San Roman. El Ayuntamiento mantiene desde hace semanas encuentros con responsables de la Diputación de Gipuzkoa y del tercer sector para diseñar un plan de salida a los usuarios que han sido atendidos durante la pandemia en el frontón Atano III, el albergue de Uba y la Sirena, en Ondarreta. Salvo cambios de última hora, estos centros habilitados con carácter de urgencia cierran sus puertas el 22 de junio, lo que obliga a reorganizar de nuevo el plan.

El Ayuntamiento de Donostia tiene previsto habilitar 102 nuevas plazas, a las que se irán sumando recursos como los de Cáritas -Aterpe y Hotzaldi-, que volverán a contar con el número de usuarios habitual, tras unos meses de traslados al Hospital San Juan de Dios y al centro foral de Hondarribia. En suma, Donostialdea contará con 250 plazas, de las cuales un centenar son nuevas.

El plan se concreta del modo siguiente: Abegi Etxea, centro de atención para personas que pernoctan en la calle, funcionaba habitualmente con 20 camas en rotación y otras tantas a pensión completa. Todas ellas pasan ahora a ser fijas. A ellas se suman las 22 plazas del Gaueko, el servicio de acogida nocturna.

El Ayuntamiento ha reservado además una partida económica que permitirá ofrecer, en principio hasta finales de año, una solución habitacional para 25 personas, recurso que hasta ahora no existía. Se contempla también completar la Cartera de Servicios Sociales poniendo en marcha pisos tutelados que todavía no habían sido habilitados, lo que conlleva otras quince plazas más.

Son algunos de los datos del nuevo mapa diseñado por el Consistorio donostiarra junto a la Diputación, el Gobierno Vasco y entidades del tercer sector como Cáritas, la cooperativa Peñascal y la Asociación Arrats. "Teníamos claro que había que hacer un esfuerzo mayor en un contexto socio-económico muy duro", admite la concejala de Acción Social del Consistorio donostiarra, que agradece el trabajo en coordinación de estos meses atrás.

Los cuatro recursos de Donostia para personas sin hogar eran ocupados ayer por 125 personas, en un claro descenso con respecto al pico más alto de la pandemia, cuando se llegaron a completar las 172 plazas disponibles.

El comienzo de la tercera fase de la desescalada supone la cuenta atrás para los usuarios, que durante estos meses atrás se han venido preguntado qué iba a ser de ellos ante esta situación sobrevenida. Las instituciones llevan tiempo perfilando el plan.

Donostia ha tenido claro desde un principio que responder a esta realidad no solo competía al Ayuntamiento. Se da la circunstancia de que el 41% de las personas alojadas en los dispositivos de urgencia durante la crisis no están empadronadas en la ciudad. "Hemos visto que ha aflorado una nueva realidad, una situación que nos ha obligado a trabajar de la mano, y que nos brinda la oportunidad de integrar a las personas en la red de servicios sociales, con el objetivo de que los usuarios sigan un itinerario", señala San Roman.

Los contactos han sido constantes entre la concejala y Belén Larrión, directora general de Protección a la Infancia y de Inclusión Social de la Diputación. Los encuentros se han intensificado en las últimas fechas para diseñar un plan conjunto tras unas fechas frenéticas que inicialmente no dieron respiro.

De 62 plazas -de las cuales 22 eran solamente con carácter nocturno- Donostia pasó a ofrecer 172 alojamientos a pensión completa. El trabajo de los educadores e integradores sociales ha sido incesante. En apenas 72 horas, la asociación Arrats, que ha gestionado el uso del frontón Atano III, consiguió contar con una plantilla de 35 educadores e integradores sociales.

Antes de que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo, el Ayuntamiento de Donostia ya venía trabajando con la Diputación sobre la respuesta que se tenía que ofrecer a las personas que presentaran síntomas de la enfermedad, pero que no tenían un lugar en el que dormir.

Todo el plan se precipitó una vez impuestas las restrictivas medidas de confinamiento. Aquella misma noche, los trabajadores del Gaueko decidieron quedarse con los usuarios, tanto el domingo como el lunes. Este dispositivo no ofrecía las garantías suficientes para mantener las distancias que imponía la crisis sanitaria, por lo que fue necesario habilitar el albergue La Sirena, donde fueron alojados parte de los usuarios, repartidos también en Abegi Etxea.

Una vez que se abrió La Sirena, el martes 17 de marzo, la sorpresa fue comprobar que todavía quedaban muchas personas en la calle. Cinco días después se abrió el frontón Atano III, con la colaboración de Cruz Roja, Arrats, y el personal propio del Ayuntamiento, tanto de la Sección de Exclusión así como la de Dirección, que se ha encargado gestionar todos los contratos que han sido necesarios firmar para contratar al nuevo personal.

El 21 de marzo, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, visitó el frontón. En ese momento había 90 personas, y se optó por derivar a la mitad de ellas a Uba, lo que se materializó dos días más tarde, mejorando la atención.

De esta manera, desde el 23 de marzo han venido funcionando los siguientes recursos: Abegi, con 40 plazas; La Sirena, con 44 -el mismo número que Atano-, y el albergue de Uba, con otras 44 plazas. Hasta el 31 de mayo, la inversión económica necesaria para mantener estos recursos ha superado el millón de euros.

La intervención del voluntariado de DYA también ha sido determinante. Cuando ha habido sospechas de posibles contagios, ellos han sido quienes han realizado los traslados.

Durante dos meses ha sido necesario contratar también a una médico. La presión sanitaria durante el comienzo de la pandemia fue notable. Entre los usuarios de estos centros había alojadas personas que no disponían de tarjeta sanitaria. No podían acceder a la red ni a la medicación necesaria. Esta profesional sanitaria ha atendido a cada usuario en los distintos centros, para lo cual ha sido importante el trabajado en coordinación con Salud Mental.

Mujeres vulnerables. Las Juntas Generales de Gipuzkoa han aprobado una iniciativa para mantener protegidas a las personas sin hogar tras el estado de alarma por el COVID-19. La propuesta, original del grupo Elkarrekin Podemos-IU y transaccionada con PNV y PSE-EE, hace hincapié en atender a las necesidades específicas de las mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad residencial. En el texto, las Juntas instan a la Diputación y a los ayuntamientos del territorio a realizar "un análisis de la atención llevada a cabo con relación a la exclusión residencial en el seno de la estrategia vasca con el fin de poder adecuar la planificación de la misma".

"Ha aflorado una nueva realidad y se abre una oportunidad de integrar a las personas en la red"

Concejala de Acción Social del Ayuntamiento de Donostia

"Teníamos claro que había que hacer un esfuerzo mayor en un contexto económico muy duro"