ipuzkoa no necesitaba una crisis como la del coronavirus para mostrar su espíritu solidario, pero, una vez más, ha demostrado que la red ciudadana responde ante la adversidad. El confinamiento en casa y el llamamiento a reducir la actividad en la calle lo máximo posible parecen haber calado en la población, que sin embargo, está dispuesta a echar una mano para que los más débiles puedan ver cubiertas sus necesidades básicas durante el tiempo que dure esta situación de alarma. De esta forma, en casi todas las comarcas del territorio se están formando en los últimos días redes voluntarias con el objetivo de atender a aquellos colectivos vulnerables, tales como personas mayores o en situación de dependencia, que además de tener dificultades para salir por su propio pie a hacer recados o acudir al médico, son el colectivo más sensible al efecto del COVID-19.

La mayoría de estos grupos han surgido de forma espontánea, sobre todo entre los más jóvenes, muchos estudiantes que han visto interrumpidas sus carreras y que quieren sentirse útiles, pero también algunos ayuntamientos que han movilizado a la ciudadanía para atender a la población más crítica ante esta enfermedad.

Es el caso de Ordizia, que está creando una especie de bolsa de trabajo para ver cómo puede articular todo el espíritu voluntario de sus vecinos. Por el momento, 69 personas han confirmado su disposición a colaborar en las diferentes tareas que se asignen, aunque todavía no han comenzado a dar servicio, ya que el Ayuntamiento está ultimando un protocolo para establecer las pautas que se deben seguir para que se cumplan todas las garantías de seguridad. "La respuesta de la gente ha sido muy buena, pero estamos viendo cómo podemos articular todo esto para ver cómo lo desarrollamos, porque lo que tenemos claro es que se tienen que establecer relaciones en las que no haya ningún tipo de contacto", explica el alcalde de Ordizia, Adur Ezenarro, que añade: "Las relaciones serán telefónicas, en ningún momento habrá contacto y, si un voluntario hace la compra a una persona mayor, se la tendrá que dejar en la puerta, por ejemplo".

Mientras se desarrolla este protocolo, el Ayuntamiento se está poniendo en contacto con las personas mayores que son usuarias del centro de día, las que reciben atención domiciliaria o son atendidas por los servicios sociales de la localidad para analizar cuál es la situación de cada uno, si disponen de una red de apoyo y las necesidades que los voluntarios pueden cubrir. Además, ha contactado con la asociación de jubilados por si alguna persona mayor que se encuentra fuera de la red de servicios sociales de la localidad pudiera encontrarse en situación de vulnerabilidad.

En función de las necesidades que se detecten, se asignarán tareas a los voluntarios, que siempre cumplirán "criterios de proximidad" para evitar desplazamientos largos.

Pero no son las personas mayores las únicas que el Ayuntamiento de Ordizia quiere atender en el tiempo que dure esta crisis sanitaria. Las personas en exclusión social también preocupan en el Ayuntamiento, ya que se ha tenido que suspender el servicio de comidas que se desarrollaba desde los colegios. Por ello, Ezenarro confía en que los voluntarios también puedan hacer entregas de alimentos a estas personas durante el confinamiento.

En Tolosaldea, un grupo de 125 voluntarios espera que el Ayuntamiento les facilite un número de teléfono en el que centralizar todas las peticiones y poder coordinar la atención. Así lo explica Jon Irastorza, el ideólogo de este movimiento voluntario en la comarca. "La gente está dispuesta, el mayor problema que tenemos es que no sabemos qué servicios vamos a poder ofrecer porque de momento la ayuda institucional que hemos tenido ha sido bastante escasa", lamenta este joven, al que se le ocurrió montar una red de voluntarios pensando en las dificultades que estas semanas tendrán muchos médicos que no tendrán tiempo de salir a comprar. "Tengo una amiga sevillana que es médica en Donostia y pensé: hostia, esta mujer no tiene ninguna red, no tiene familia aquí no tiene nada. En las próximas semanas va a tener que hacer guardias de 14 horas y como es amiga mía, me ofrecí por si necesitaba que le limpiara la casa o cualquier cosa. Y luego pensé que en la clínica de La Asunción en Tolosa también hay muchos médicos que no son de aquí y están en la misma situación. Fui a La Asunción y al ambulatorio y les conté la historia y me pusieron en contacto con una asistente social que me dijo que podíamos ayudar también a personas mayores y en situación crítica".

Tras varios días trabajando en organizar esta red, están dispuestos a realizar un buen número de tareas: desde compras en supermercados o farmacias, hasta pasear perros de gente mayor, sacar la basura o hacer limpiezas en casas de gente en situación vulnerable. "El Ayuntamiento nos comentó que sería interesante que visitáramos los caseríos de la zona y EH Bildu Tolosa está intentando organizar la forma de poner en contacto a los baserritarras que suelen vender sus productos en la feria de los sábados con la gente, para que puedan seguir comprándolos. Estamos viendo cómo articular todo esto".

De momento, los voluntarios se están repartiendo por barrios, pero no descartan extenderse a pueblos cercanos de la comarca.

Como un pueblo funcionan también en el barrio donostiarra de Altza y por eso, un grupo de jóvenes ha puesto a disposición de los vecinos mayores sus números de teléfono si requieren de algún tipo de servicio. "Estamos organizando todo en busca de voluntarios, pero estamos dispuestos a hacer recados y, según cuantos seamos, nos podemos plantear el tema de los cuidados", explica Maddi, una de las impulsoras del movimiento, que ya ha logrado una veintena de voluntarios, a los que han repartido en tres grupos: los responsables de atender los pedidos, aquellos que realizarán el reparto y quienes gestionarán el dinero. "Lo importante ahora es hacer un protocolo para poder ofrecer el servicio de forma segura. En cuanto lo tengamos nos empezaremos a mover para que la gente sepa que estamos ahí".

Por el momento, la disposición es atender las zonas de Altza, Bidebieta y Gaiztarro, pero si ven que tienen voluntarios suficientes para expandirse por otras zonas, lo harán.

Son algunos de los ejemplos que estos días se están poniendo en marcha y que buscan facilitar las cosas a todas aquellas personas que por edad o por estado de salud, se encuentran más vulnerables ante la peor crisis sanitaria en la que se ha visto envuelta Euskadi. Pero hay muchos más, porque en estas iniciativas existe un efecto llamada y, actualmente, en la práctica totalidad de las comarcas existen grupos de esta índole.

Bidasoa. El Ayuntamiento de Irun abre una bolsa de voluntariado para quienes deseen realizar tareas de apoyo a la comunidad.

Buruntzaldea. Urumea Herri Gunea ha creado un grupo de voluntarios

Urola Kosta. El Ayuntamiento y el gaztetxe de Zumaia ofrecen este servicio, al igual que Getaria. En Orio y Zarautz, movilización ciudadana.

Urola Erdia. Existen grupos tanto en Zestoa como en Azpeitia (más de 50 voluntarios). Información disponible en las páginas web de los ayuntamientos.

Urola Garaia. Legazpi es uno de los municipios con red (legazpikolaguntzasarea@gmail.com)

Debagoiena. Los ayuntamientos de Antzuola y Oñati prestan ayuda para hacer compras, mientras que en Arrasate se han movilizado los vecinos.

Otros. Estos son solo algunos de los grupos formados, pero es posible que en los próximos días se creen más en otros municipios. Además, muchas personas están ofreciéndose a título personal a sus vecinos para ayudarles.

"Lo importante ahora es hacer un protocolo para poder ofrecer el servicio de una manera segura"

Donostia

"Estamos dispuestos a hacer recados, pasear perros, sacar la basura, limpiar casas... Lo que sea"

Tolosa

"Las relaciones serán telefónicas y, por seguridad, no habrá contacto con el voluntario"

Alcalde de Ordizia