donostia - La N-121-A era una carretera que el joven Mikel Manzano Altuna conocía bien. Su vida discurría a caballo entre Gipuzkoa y Navarra, entre su Donostia de nacimiento, y donde residía con su familia en el barrio de Gros, y su Arantza de adopción, donde la familia tiene una casa y donde el joven de 21 años -hubiese cumplido 22 en abril- pasaba gran parte de su tiempo libre.

Muy amigo de sus amigos, quienes le conocieron le definen como un chico sociable, "muy majete", "de esos de los que te puedes fiar porque no te va a meter en ningún lío".

Era un gran amante del deporte. De pequeño había probado suerte en el karate, disciplina que compartió con su hermana Naiara, algo menor que él. También le gustaba esquiar y no decía que no a una salida a la nieve con los amigos. Pero si había una pasión que destacara por encima de todas, esa era el motor. Bien en forma de coche o de moto. Son numerosas las instantáneas que Manzano colgaba en sus redes sociales con la moto de montaña, aunque en los últimos tiempos prefería el rally, afición que compartía con Xabier Taberna, también fallecido en el accidente del sábado. Había participado en varias carreras como copiloto y se interesaba mucho por este deporte. - I. Astarloa