Maddalen Iriarte era la más conocida de todas las candidatas en estas elecciones forales. Un rostro familiar para miles de hogares guipuzcoanos por su pasado televisivo. Sus rivales en estos comicios la han calificado como “hábil”, “amable” en el trato, aunque también hay quien ha incididido en su falta de experiencia en cargos de gestión. Viene de ser la portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco y la candidata a lehendakari de la coalición soberanista en las últimas dos elecciones autonómicas, lo que no es cosa menor.
En su migración a la política territorial, Iriarte ha puesto el foco en acompañar a la sociedad guipuzcoana en las transiciones pendientes, que serán de calado y urgentes, insiste. No le duelen prendas en reconocer que la gestión de los residuos y el puerta a puerta probablemente le costaron a Bildu el gobierno foral en 2015, algo que considera ya agua pasada, y ha hecho muestra de un gran optimismo en esta campaña. Se veía ganadora.
Su discurso se centra en el cambio climático, las mugas que acaban con personas que buscan abrirse oportunidades en Europa, pero no oculta lo que va de serie, una abertzale incombustible, independentista y que ama el euskera.
Si bien su salto a la política en 2016 y la vinculación a unas siglas fue una sorpresa y también noticia de alcance, la vinculación y el compromiso político de Iriarte no son nuevos.
A lo largo de su vida, ha jugado un papel activo en iniciativas relacionadas con la paz y la igualdad de género en Euskadi. En 2014, por ejemplo, fue uno de los primeros rostros conocidos en anunciar su apoyo y participación en la gran cadena humana organizada por Gure Esku Dago en favor del derecho a decidir. Un año más tarde, en marzo de 2015, fue la presentadora del acto de despedida por disolución del movimiento por la paz Lokarri. Era el preludio de una implicación más directa en la política vasca.
De vuelta a Gipuzkoa
No se le conocía afiliación política previa hasta que en 2016 fue presentada como la segunda en las listas de Gipuzkoa de EH Bildu de cara a las elecciones autónomicas, pero la inhabilitación del líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, debido al caso Bateragune, la puso finalmente en primera fila, de forma circunstancial.
La verdadera apuesta por Iriarte llegó en los siguientes comicios autonómicos de 2020. Maddalen iba a ser, esta vez sí, candidata a lehendakari. Con luces y taquígrafos. EH Bildu, con ella al frente, obtuvo 21 parlamentarios, frente a los 31 de EAJ-PNV, que conformó mayoría absoluta con los 10 parlamentarios del PSE y dio la Lehendakaritza a Iñigo Urkullu. Iriarte ha sido la voz del principal partido de la oposición en el Parlamento durante este tiempo.
Alumna de Santo Tomas Lizeoa, Iriarte proviene de una familia muy vinculada a las ikastolas. Su aita, presidente de las ikastolas durante la dictadura franquista, estuvo encarcelado cuando ella era niña y fue víctima de torturas por parte de Melitón Manzanas.
Se licenció en Derecho por la UPV/EHU, pero su vocación periodística afloró pronto. Con 18 años, siendo universitaria, se inició en Herri Irratia (Radio Popular). También ha sido colaboradora en varios medios de prensa escrita, entre ellos, NOTICIAS DE GIPUZKOA. Además, ha escrito columnas en Egunkaria, Berria y Deia.
Pero Iriarte es televisión. Fue editora y presentadora de Gaur Egun, el informativo en euskera de ETB, hasta 2009 y también condujo los programas de información y debate Azpimarra, Ados? y Gau-on. Además, ha sido reconocida con el Premio Argia (1990 y 2013), Premio Emakunde (1993) y Premio Iparraguirre (1999).
En corto
Tiene 60 años. Lectora empedernida, además de la literatura vasca, subraya su debilidad por las obras del escritor japonés Haruki Murakami,. Donostiarra con residencia en Durango, donde ha vivido con su pareja y cinco hijos, ya valora mudarse a Donostia. Afirma que le gusta desayunar sola, ir a hacer running y regresar para cuando el resto de la casa despierta. Su txoko favorito es la playa de Ondarreta en invierno y de joven fue velocista del Atlético SS.
