EH Bildu es la gran triunfadora del 28-M al hacerse con la mayoría en las Juntas Generales de Gipuzkoa y protagonizar una subida general en la urna municipal, que le lleva a recuperar la primera posición en Arrasate y Tolosa, entre otros. La coalición vuelve a liderar el territorio en las urnas, con permiso de la abstención, una de las notas protagonistas de la noche.

A la plancha que lidera Maddalen Iriarte le ha bastado mejorar 4.000 votos los 116.000 de 2019 para obtener un 30% de los escaños más de los que tenía: cinco más, hasta 22. El PNV, por su parte, se deja 25.000 votos y tres de sus 20 escaños. Se sitúa, eso sí, otros 25.000 votos por encima de la derrota de 2011. Entre ambos alcanzan el 68% de los votos válidos emitidos, apenas un punto pero dos escaños más que la pasada legislatura.

El socio de Gobierno, el PSE, pierde la sexta parte de los votos y se queda en 51.600, con dos escaños menos. Tras ocho años de mayoría absoluta entre el PNV y el PSE, la Cámara de Miramon pasa a una nueva fase, pero no regresará a la de 2011. Ni las razones de la victoria soberanista tienen nada que ver con la ola emocional que provocó la legalización in extremis, ni el resultado es tan amplio como el 22-14 de entonces.

¿Cuáles son las razones que han fundamentado semejante vuelco? Las encuestas postelectorales entrarán con el bisturí a la motivación del voto, pero el contexto no ayudaba a predecir lo que podía pasar. Menos aún su magnitud. Sí la preocupación que mostraban las filas jeltzales y el optimismo de EH Bildu. Pero nadie decía tener cifras de dónde podía terminar la feria.

La caída de la participación en el segundo dato, el de la tarde, ponía sobre la mesa dos hipótesis: o la cerrada pugna que se intuía entre un PNV cerca de los máximos y una EH Bildu al alza no estaba movilizando a la base jeltzale, o estaba dejando en casa a la izquierda soberanista, quizá interiorizado que pasara lo que pasara, PNV y PSE pactarían.

¿Qué ha movido el voto? La economía y el bienestar eran el argumento decisivo, pero Gipuzkoa se ha situado en la paradoja occidental que reflejó el Sociómetro foral de finales de diciembre y las urnas han certificado: gran parte de la sociedad considera que su situación económica es buena o muy buena mientras dibujaba como malo el panorama general. Pese a que muchos de los grandes indicadores macroeconómicos estén en verde. Quizá por eso. El futuro ayudará a entender las razones.

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Estos son los nuevos miembros de las Juntas Generales Iraitz Astarloa

Antes de que esos trabajos vean la luz, si el PNV y el PSE quieren reeditar su gobierno y convertir a Eider Mendoza la primera diputada general del territorio histórico, necesitarían al PP en el caso de que Elkarrekin Gipuzkoa, que pierde dos de sus cuatro representantes (se queda en la tercera parte que en 2015), apoyara a Iriarte. El empate a 24 escaños favorece según el Reglamento de las Juntas a la lista con más voto popular.

Una EH Bildu pragmática, lejos de la bronca del PP a cuenta de los candidatos condenados por su pertenencia a ETA e intentando evitar que se le vinculara con la gestión del Ejecutivo foral que lideró Martin Garitano entre 2011 y 2015, ha conseguido convencer en una noche de desafección política y ganar en las cuatro circunscripciones con apenas mil votos más que los 119.000 apoyos que Bildu entonces, que concurrió sin Aralar (17.000).  

Justo lo contrario que su aspirante en Donostia, Juan Karlos Izagirre, que ha hecho de su mandato esos años la brújula de campaña. Aun así, la responsabilidad de formar gobierno vuelve a recaer sobre Eneko Goia, que tras pasar buena parte de la noche empatado a 8 asientos, en el último sprint ha conseguido 9, dejando al PSE en los mismos 5 de antes.

Su resultado en Donostia, un alivio por cómo iba la noche, es una de las pocas razones para sonreír, pese a que ha sufrido un castigo mientras EH Bildu se beneficiaba de un efecto Izagirre. La lista del primer edil ha rendido 2.000 votos por debajo de los 26.500 que ha logrado el PNV en la urna foral; mientras que EH Bildu se queda 600 sufragios por debajo de la marca del alcalde. La socialista Marisol Garmendia también rinde mejor que el PSE foral al tiempo que el PP logra un mejor resultado para las Juntas que Borja Corominas.

Como en Donostia, Xabier Txurruka repite triunfo en Zarautz pese a que en algunos puntos del escrutinio se había complicado. Tolosa, en cambio, ha sido el canario en la mina. Los ingleses bajaban a por carbón con un pájaro que si respiraba algún gas peligroso, dejaba de cantar. En dos oleadas de EITB Focus, el empate a ocho concejales de la villa papelera y 1,4 puntos entre ambos, se deshacía a favor de EH Bildu en solo un mes: 9 a 7 en ediles y 48%-39%.

La tendencia ha sido general y le ha llevado al PNV a perder uno de sus feudos por antonomasia, como Hondarribia, donde una plataforma local como Abotsanitz, escisión de EH Bildu que nació por una intromisión de la coalición vinculada con el Alarde, ha vencido por 48 votos. Un solo concejal. Tampoco consigue retener Arrasate, Aretxabaleta y Eskoriatza, quedando Debagoiena entera bajo un triunfo de EH Bildu que ha reeditado en Oñati, Bergara, Antzuola y Elgeta.

El PSE no ha visto peligrar ninguna de sus plazas. En Irun la foto sigue siendo fija y José Antonio Santano mantiene por unas decenas de votos el décimo edil, con 7 del PNV. Quizá cambie la pareja de baile: EH Bildu por Elkarrekin Podemos, que se queda en la mitad en un escenario en el que la plataforma local Izaia supera los 1.000 votos y se quedó a 35 de lograr edil. En Eibar, la coalición soberanista se lleva el edil que pierde el PSE y desbanca al PNV de la segunda plaza. Zumarraga es uno de los pequeños reveses para el socialismo guipuzcoano: la gestión pasa factura a Mikel Serrano y pierde la mayoría absoluta, con cinco ediles de EH Bildu, dos del PNV y la desaparición de Podemos.

El PP protagoniza otra de las noticias de la noche: pasa de 1 a 3 junteros y contará con grupo propio en la Cámara al duplicar su representación por Donostialdea y recuperarla en Bidasoa-Oiartzun en la figura de Iñigo Manrique. En el mapa municipal, pasa de 4 a 7 concejales.

Los populares y EH Bildu se benefician de la paradoja de la noche, que deja en la abstención otra de sus claves. A lo táctico, la ciudadanía ha lanzado varios mensajes que las formaciones políticas deberán desencriptarán en las próximas semanas y meses. En lo estratégico y en lo general, la sociedad ha lanzado un mensaje claro y meridiano: los triunfadores de la noche lo han hecho, en algunas plazas arrasando en asientos, pero con el mismo número de votos que hace cuatro años. O incluso con un 20% menos.

Gipuzkoa sale del 28-M con dos mensajes: la mayoría principal ha cambiado y se ha acabado el tiempo de las mayorías absolutas. A las ejecutivas de los partidos les corresponde interpretar esa música. Y hacerlo a un año vista de las elecciones al Parlamento Vasco que unos ansían que sea la segunda vuelta de estas forales y municipales. Otros trabajarán para que lo que ocurra tenga poca relación con el 28-M. La rueda electoral ya gira. Próxima estación, a mediados de junio: las investiduras y las constituciones de los ayuntamientos.