- Que PNV y PSE vuelvan a forjar un acuerdo íntimo de gobierno para la próxima legislatura vasca comienza a parecerse a la fuerza de gravedad: todo apunta a que es inexorable. Después de que la líder socialista, Idoia Mendia, abriera un debate sobre la fórmula del acuerdo poniendo sobre la mesa la opción de salir del gobierno y brindar un apoyo desde fuera a Iñigo Urkullu a través de un pacto de legislatura, la propia secretaria general del PSE admitió ayer que sería “razonable” mantener el ejecutivo de coalición. Pasar a la oposición y cerrar un acuerdo de legislatura se contempla en el supuesto de que no se alcance un “acuerdo total” sobre los programas. En puridad, Mendia mantiene que “no hay que descartar nada”, pero sus declaraciones despejan un poco más el diálogo porque dejan ver que valora el nivel de sintonía y convivencia que ha habido estos cuatro años, y trasluce que no había por su parte un empeño político especial para abandonar el gobierno o tomar distancias con el PNV. Solo se contemplan otras fórmulas como opción de último recurso si la negociación no culmina con un nivel suficiente de sintonía en los programas.

Ese último escenario es difícil de imaginar en la medida en que las prioridades están más claras que nunca por el coronavirus (el empleo, la sanidad y los servicios sociales), y las fricciones sobre el nuevo estatus de autogobierno ya se resolvieron hace cuatro años dejando ese apartado como discrepancia pactada sin que ello impidiera el gobierno conjunto. PNV y PSE también mantienen gobiernos de coalición en las tres diputaciones, las tres capitales y buena parte de los ayuntamientos. La socialista sí quiso hacer hincapié ayer en que el gobierno debe tener políticas claramente “progresistas”.

Mendia realizó sus declaraciones ayer en el registro del Parlamento Vasco, donde los diez representantes socialistas presentaron sus acreditaciones y lanzaron un mensaje a favor de un “gobierno fuerte y estable con una hoja de ruta claramente progresista, porque es lo que demanda mayoritariamente la ciudadanía vasca”. Sobre la fórmula de gobierno, la secretaria general del PSE admitió que “podría ser razonable nuevamente reeditar la coalición o, de no alcanzar un acuerdo total, podríamos quedarnos en la oposición con un acuerdo de legislatura”. Mendia insistió en que primero debe acordarse un programa y, cuando se vea el nivel de coincidencia, se cerrará la fórmula de gobierno, que “no es lo urgente”.

Las declaraciones despejan las dudas que el propio PSE había generado. El PNV ha abogado desde el primer momento por un gobierno de coalición como fórmula predilecta y “quintaesencia de la estabilidad” ante la dura crisis económica que está por venir y los rebrotes de la pandemia. Quiere que la aprobación de los Presupuestos de 2021 sea rápida y que la producción legislativa tenga agilidad. Ambos partidos suman, además, mayoría absoluta. Se especuló con que los socialistas estuvieran revisando los acuerdos, después de que el diputado Odón Elorza dejara caer que había que reflexionar por haber rentabilizado electoralmente menos de lo esperado su presencia en el gobierno y el pacto con los jeltzales (un escaño hasta obtener diez, frente a los 31 del PNV, que ha crecido tres). Pero no va por ahí la discusión. Los consejeros en funciones de PNV y PSE ya ratificaron la semana pasada que apuestan por repetir la fórmula. En mayor o menor medida, las elecciones a nivel local, foral y autonómico han reforzado a los dos integrantes de esta alianza, que parece contar con el favor ciudadano. Elkarrekin Podemos, que hizo campaña con la suma de izquierdas para desalojar al PNV, se ha hundido en las urnas al favorecer que EH Bildu se presentara como voto útil.

Aunque se sigue sin dar nada por hecho a expensas de pactar el programa, la aclaración de Mendia se produce en puertas de la próxima semana, un momento importante para el diálogo donde se espera que la negociación coja ritmo. Hoy mismo comenzarán a correr los plazos para constituir el Parlamento con la acreditación de los representantes del PNV. Mendia había asegurado que acude con “las manos libres” al diálogo, pero todo parece indicar que era simplemente un matiz para no prejuzgar el resultado de la negociación ni comprometerse de antemano con una coalición sin saber cómo iban a marchar las conversaciones.

Las señales parecen desembocar de manera natural en un gobierno de coalición. Hay coincidencia en que el reparto de áreas ha funcionado bien y la correlación de fuerzas podría mantenerse en términos similares (el PSE ocupa ahora tres de las once consejerías, Vivienda y Medio Ambiente; Turismo, Comercio y Consumo; y Trabajo y Justicia). La principal duda radica en si Idoia Mendia entrará en el gobierno. Ella misma no quiso confirmar ni desmentir nada ayer, y defendió que estará donde sea más útil. Muy relacionada con esta especulación se encuentra la hipótesis de que se recupere la figura de vicelehendakari, que podría ocupar Mendia para elevar el perfil político del PSE en el gabinete. Ya fue portavoz y responsable de Justicia y Administración Pública durante el mandato de Patxi López. La entrada de Mendia podría servir para escenificar su apuesta política por este acuerdo transversal. Podría seguir al frente del PSE, o bien dar paso a su relevo con Mikel Torres o Eneko Andueza, dos de los nombres con mayor proyección.

Mendia apostó también por un gobierno que busque “soluciones para los problemas de la gente, para generar certidumbres”, y “buscar acuerdos con todos, sin vetos ni exclusiones”. Confió en que otros partidos vengan con voluntad de acuerdo porque “ha habido demasiadas políticas de regates cortos y de titulares de periódicos que han impedido alcanzar acuerdos para mejorar Euskadi y avanzar en su modernización”.

“Queremos un gobierno fuerte y estable con una hoja de ruta claramente progresista”

Secretaria general del PSE