l curso escolar concluye dejando atrás cierta sensación de irrealidad, como si toda una vida hubiera pasado en apenas unos meses. Los centros educativos de Gipuzkoa han superado con nota lo que en septiembre parecía casi una proeza: impartir clases de manera presencial sin que la pandemia se interpusiera. No ha sido necesario ir más allá del primero de los tres escenarios previstos. Se ha garantizado contra viento y marea la educación, aunque hay una asignatura pendiente para el curso que viene: “Retomar el contacto personal”.
Los tres centros escolares consultados por este periódico, que representan a los diferentes modelos de enseñanza dentro del sistema educativo vasco, coinciden en señalar que a partir de ahora será necesario recomponer unos lazos afectivos y retomar el sistema de trabajo “más humano” que el vendaval de la pandemia ha echado por tierra.
Las condiciones impuestas por el coronavirus han hecho del curso un ejercicio de resistencia numantina. Nada de salidas ni excursiones. Ni siquiera la posibilidad de compartir espacios comunes con alumnos de otras gelas. “Una madre me lo decía muy gráficamente. Al preguntar a su hija qué tal los primeros días, la pequeña se quejaba de que todo se había convertido en un no”. Y lo decía con toda la razón, admite Arantxa Azpiroz, coordinadora de Educación Infantil en la ikastola Axular Lizeoa de Donostia.
El curso ha sido duro, y resulta “sorprendente y extraordinaria” la capacidad de adaptación del alumnado a tanta medida restrictiva impuesta por el covid, que ha obligado a cambiar radicalmente el modelo de trabajo implantado. ¿Pero no puedo ir a la gela de al lado? Ha sido una pregunta recurrente en todos los centros escolares.
“Es que no nos hemos podido ver ni las caras”, se sincera Polen Mendizabal, directora del colegio público Eguzkitza de Irun. Atrás quedan unos meses de ventanas abiertas y muy pocas fiestas, por no decir ninguna.
Un curso escolar sin apenas movilidad entre un sector de población para el que la actividad física es vida. Por exigencias del guión, desaparecieron las dinámicas grupales. “Ni siquiera han podido relacionarse con los de la clase de al lado. Han tenido que mantenerse en todo momento en espacios separados”, reconoce la directora de Eguzkitza.
Un curso de consolidación digital, “pero cuyo uso habrá que medir, porque esta crisis sanitaria nos ha enseñado la importancia que tiene la relación, estar, convivir. Ha nacido de todo ello un deseo de contacto muy fuerte, y quizá haya que alterar el orden de prioridades”, reflexiona Mendizabal.
educación intergeneracional
La pandemia se ha entrometido en la rutina de estos centros, que defienden por su riqueza la convivencia entre diferentes etapas escolares.
De ahí que se mire al próximo curso escolar con la apremiante necesidad de tender puentes. La directora de La Anunciata Ikastetxea, Kontxi Barrenetxea, es también profesora de matemáticas. Asume que “lo más difícil ha sido cuidar la relación humana, el contacto. Ahora parecen tonterías, pero al principio de curso, cuando todavía no teníamos ninguna certeza, decir a una alumna que saliera a la pizarra o que cogiera una ficha daba cierto respeto por una situación sanitaria cuya evolución era entonces incierta”, asegura esta docente de la red de Kristau Eskola.
Valora el comportamiento demostrado por el alumnado. “Su respuesta ha sido extraordinaria teniendo en cuenta el escenario. Es complicado asistir a clase sin quitarse la mascarilla tantas horas durante todo el curso. Había momentos en los que incluso -se sincera-, costaba entenderles, o que me entendieran mientras impartía la lección”.
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Los equipos directivos todavía no han recibido la notificación del Gobierno Vasco con las directrices del próximo curso. A falta de confirmación oficial, dicen que de lo escuchado hasta ahora al consejero de Educación, Jokin Bildarratz, “dos cosas quedan claras”: la vuelta a la jornada partida, que al menos se prevé implantarla durante tres días a la semana, y la posibilidad de organizar grupos burbuja por curso y no por clases, como este año. “Siempre que la situación sanitaria lo permita, es algo que nos va a facilitar el trabajo y que van a agradecer los alumnos, que hasta ahora han tenido que limitarse a su gela como si fueran compartimentos estancos”, señala Azpiroz.
tres escenarios
La estrategia covid diseñada por el Departamento de Educación del Gobierno Vasco ha contemplado tres escenarios posibles para el curso que ahora concluye: clases 100% presenciales; la mitad vía telemática, o exclusivamente online
Durante el verano los equipos directivos de los colegios, que ya venían de la experiencia del último trimestre covid del curso anterior, implantaron un sistema de trabajo muy pautado que ha dado resultados. “Tenerlo todo bien organizado ha sido clave”, asegura Barrenetxea. Desde el centro irundarra también reconocen que desde el punto de vista sanitario las cosas han ido mejor de lo que esperaban. “Por decirlo coloquialmente, -dice Mendizabal- en agosto no dábamos un duro por este curso y al final todo ha salido bien”.
La directora subraya el enorme esfuerzo realizado. “Han sido meses de mucha tensión que nos han exigido estar muy pendientes todos los días de la semana sin tomar un descanso. En cualquier momento podíamos recibir la llamada de Osakidetza por un posible positivo, lo que nos ha impedido desconectar. Ha sido muy duro y largo. Al final todo ha salido bien, pero nos ha exigido muchísima atención”.
Define como “larguísimo” el primer trimestre. “No veíamos el final. Veníamos de un verano en el que no descansamos pensando al detalle cómo íbamos a organizar el curso”. Acusan por ello un agotamiento físico y mental, “porque detrás de cada decisión siempre había cálculos al milímetro”.
El mayor temor para la directora de La Anunciata Ikastetxea se localizaba al inicio de curso “en el comedor”, el único lugar en el que los niños se desprenden de la mascarilla. “Hicimos varias pruebas piloto, les colocamos en zig-zag para evitar que nadie estuviera en frente de nadie y la medida ha resultado muy eficaz”, sostiene Barrenetxea. Desde hace un mes no se registra un solo caso positivo por covid en el colegio y durante el curso escolar las cuarentenas han sido esporádicas. Las responsables de los tres centros admiten que “el peor de los escenarios ya lo conocemos”, algo que da mayor tranquilidad a la espera de lo que depare la vuelta del verano.