más de 130 personas se sumaron un domingo más a participar de una de las últimas etapas del proyecto que une la montaña con la Capitalidad Cultural Europea, Bidea 2016. En esta ocasión, el camino arrancó desde Baiona, para terminar en San Juan de Luz.
A lo largo de los 23 kilómetros de distancia, los caminantes disfrutaron ayer de varias paradas cargadas de arte contemporáneo. La primera actividad tuvo lugar en Anglet, donde conocieron la historia de tres esculturas: La habitación del amor, donde dos enamorados murieron una noche en el interior de una cueva; un contenedor de obra con un pequeño cine en su interior, y unas palmeras construídas con churros de natación, llamada Florida.
Música de txalaparta amenizó las explicaciones, a lo que le siguieron tres bailes contemporáneos ofrecidos por la compañía Athena. Estos tuvieron lugar en Biarritz, Bidart y Gethary.
Una vez alcanzada la meta en San Juan de Luz, el grupo disfrutó de una hora en el jardín botánico, donde los participantes quedaron maravillados con la convivencia de plantas exóticas y autóctonas.