donostia - ¿Qué son las cataratas?

- La catarata es la opicificación del cristalino. Es decir, el proceso por el que el cristalino se va volviendo opaco. ¿Y qué es el cristalino? Pues el cristalino es la lente que tenemos dentro del ojo y que nos suele permitir enfocar las cosas, de lejos y de cerca, durante las cuatro o cinco primeras décadas de nuestra vida. Se trata de una lente elástica que nos permite ver las cosas desde todas las distancias, acomodándose sobre la marcha a dichas distancias.

Y esta estructura va deteriorándose.

- Sí. Como te comentaba, se opacifica. La causa más frecuente es el paso de los años, pero hay cataratas a cualquier edad. Desde niños recién nacidos hasta pacientes de más de cien años.

¿Cuáles son los síntomas de esta patología?

- El principal, la pérdida de visión. Los primeros síntomas pueden consistir en pequeños cambios en la graduación, casi imperceptibles para el paciente, que se suelen traducir en ligeros ajustes de las gafas o las lentillas, normalmente más allá de los 40 o 50 años. Y después llega ya la sensación de ver a través de una bruma. Ya no ves a través de un cristal transparente, sino a través de un cristal esmerilado. Pierdes la percepción de los bordes, nitidez de imagen...

Se centra en personas mayores, pero también me ha hablado de cataratas en gente joven.

- Claro, también hay casos en los que entran en juego factores hereditarios o genéticos, o pequeñas enfermedades durante el embarazo, mientras se está desarrollando el cristalino. Además, por las mencionadas razones hereditarias, los menores pueden desarrollar otras patologías que provocan una aparición más temprana de la catarata.

¿Existen factores de riesgo al margen de la edad?

- El tabaco, el alcoholismo, seguir dietas no adecuadas... Todos tenemos una estructura, un metabolismo, y cualquier error puede provocar la aparición de cataratas. La diabetes es otro factor de riesgo.

¿Qué me dice del creciente uso de iPads, 'smartphones', tablets y demás tecnologías de nuevo cuño?

- No, eso no tiene nada que ver en el tema de las cataratas. Puede provocarte vista cansada, pero nunca una catarata.

Sea como sea, se trata de una patología que cada vez se opera más.

- Sí, porque las necesidades visuales de la gente son mayores. Por ejemplo, antes era raro que una persona mayor de 80 años siguiera conduciendo. Pero hoy hay mucha gente de esa edad que no quiere renunciar a ello. Igual las cataratas no les afectan a su vida normal, pero cuando ven que acuden al reconocimiento médico para renovar el carné y se lo echan para atrás, encuentran una motivación adicional para operarse.

¿Es solo eso?

- No, no. Solo se trataba de un ejemplo. En general, podemos decir que se ha dado un cambio social: la gente se mueve más, viaja más, lee más, ve más la televisión... Todo ello hace que el nivel de exigencia visual sea mayor. Además, por otro lado, la perfección de las técnicas quirúrgicas permite una rápida recuperación, tras una intervención muy poco cruenta, poco molesta, con una tasa de complicaciones bajísima, lo que hace que la gente se anime en mayor medida.

¿En qué cifras de intervenciones nos movemos en Gipuzkoa?

- En el mundo desarrollado, y por lo tanto en Gipuzkoa también, el número de cataratas que se operan es similar al número de partos de dicho entorno. Así, estamos hablando de entre seis mil y siete mil intervenciones anuales en el territorio. En el Estado, mientras, estaríamos en unas 400.000. A ello hay que unirle además que la cirugía de cristalino, sin mediar cataratas, es hoy en día una alternativa muy recurrente para la corrección de defectos como miopías, hipermetropías, astigmatismo o la presbicia.

¿Y en el sentido contrario? ¿Hay personas con cataratas que no se operan la patología?

- Sí las hay. El 100% de la población que supera los 80 años tiene cataratas. Si analizas cristalinos de niños recién nacidos, y los comparas con los de personas de distintas edades, ves que poco a poco van adquiriendo una pigmentación marrón, hasta el punto de que pasan de ser una lente transparente a ser una lente prácticamente negra. Al final, no se trata de tomar una actitud activa y traer a la gente al quirófano. Lo que hay que hacer es explorar las necesidades de la persona en su entorno, sus hábitos, y en base a ello negociar con el paciente si necesita o no una cirugía.

¿Es lo mismo operarse a una edad relativamente temprana que esperar a más adelante?

- No, porque del mismo modo que el cristalino va cambiando de color con la edad, también se endurece. Esto significa que su manipulación quirúrgica se complica. Así que es más sencillo operar de cataratas a una señora de 65 años que a una de 95.

Aún así, la intervención no suele resultar nada compleja.

- Correcto. La anestesia es tópica, solo con gotas. El ojo tiene una terminaciones nerviosas muy sensibles. Del mismo modo que resulta muy sensible a cualquier cuerpo extraño, también lo es a la hora de la anestesia. Después, se aplican otras gotas, para dilatar la pupila. Y finalmente, ya en el quirófano, en manos expertas todo queda solucionado en apenas cinco o diez minutos. El paciente sale de allí con el ojo sin tapar y desde las horas posteriores a la operación puede hacer vida normal.

La última innovación en estas intervenciones es el láser de femtosegundo.

- En Begitek somos la primera clínica privada del País Vasco en la que lo hemos utilizado, aunque he de decir que también he tenido acceso a su manejo en el Hospital Universitario de Donostia.

¿Qué aporta el sistema?

- Lo que hace es automatizar parte del proceso de la cirugía de la catarata. Consiste en la captación de unas imágenes del ojo por tomografía de coherencia óptica, un sistema óptico de alta tecnología que permite predefinir micras dentro de la estructura del ojo. Una vez que hemos tomado esas medidas, diseñamos la cirugía que queremos, y el ordenador ejecuta la programación realizada, sin necesidad del empleo de la mano. Esta tecnología minimiza el factor de riesgo asociado a la manipulación humana, aunque hoy en día la cirugía de las cataratas en manos expertas tiene complicaciones mínimas.

¿Qué puede hacer la sociedad en general mientras se dan todos estos avances? ¿Está en nuestra mano cuidarnos la vista?

- Claro que sí. Lo primero que podemos hacer, por ejemplo, es preocuparnos de que nuestros hijos acudan a un examen antes de los seis años, porque para entonces ya se pueden detectar defectos que pueden condicionar toda la vida, y que a esas alturas aún se pueden corregir. Además, en lo que respecta a nuestra propia vista, podemos incidir en ella de forma positiva llevando una vida saludable en general. Es algo a lo que prestamos poca atención cuando tenemos 20 o 30 años pero que pueden condicionar toda nuestra vida.