La gala inaugural del Zinemaldia ha servido este viernes para hacer entrega del primer Premio Donostia que se entrega a una productora. Su merecedora ha sido Esther García, con casi medio siglo de carrera en el sector y que, sobre todo, ha desarrollado su labor como tercera pata de El Deseo, compañía que fundaron Pedro y Agustín Almodóvar en 1985 y a la que ella se sumó al año siguiente para producir Matador, del realizador ganador de dos Óscar por Todo sobre mi madre y Hable con ella. Precisamente, Agustín Almodóvar y Pedro Almodóvar, que ya recibió el reconocimiento honorífico del Festival el pasado año, han sido los encargados de hacer entrega del trofeo a García, la mujer que siempre les ha “protegido”.
En un emotivo discurso, la segoviana ha agradecido al certamen premiar “una disciplina tan poco visible como la producción”. Ha dado las gracias también a sus padres que, de origen humilde como ella, le permitieron a ella y a sus cuatro hermanos “un mundo pleno”. “He seguido viviendo esta historia esta historia extraordinaria, mientras buscaba caminos de aprendizaje”, ha contado la productora que, a su vez, ha insistido en que aún tiene “mucho que aprender”.
Ha recordado también sus inicios, como “una mujer joven, de formación limitada, en un mundo de hombres”. Y pese a todo los hándicaps que le ha puesto la vida, se ha convertido en una de las productoras más respetadas, tanto en el Estado como en el extranjero –ha sido figura clave en la internacionalización del cine español–, una profesional que, además del Donostia, acumula seis premios Goya. Ha trabajado en más de un centenar de películas con directores como Álex de la Iglesia, Isabel Coixet, Daniel Calparsoro, Guillermo del Toro o Lucrecia Martel.
Pilar Miró, Josefina Molina, Patricia Ferreira o Cristina Huete han sido referentes de esta profesional, que ha subrayado la importancia de entender el cine como un trabajo colectivo en el que la labor de los técnicos es fundamental. Ha manifestado también palabras de aliento para las mujeres del sector. “Nos queda mucho por hacer. ¡Ni un paso atrás, compañeras!”, ha clamado.
“Un hogar para soñar"
Como la la mayoría de los invitados al escenario del Kursaal, García también ha desplegado un discurso reivindicativo con la situación de vulneración de derechos humanos que vive el pueblo palestino en la Franja de Gaza, por el genocidio cometido por el Gobierno de Israel. En este sentido ha reclamado: “¡Paren ya! Ante esta corriente generalizada de la ley del más fuerte, luchemos con uñas y dientes para defender al frágil. Todos somos frágiles. Confío en el poder de la cultura. El cine es, sin duda, un hogar para soñar y también un altavoz para reivindicar. Las películas son nuestras herramientas para hacer un mundo más bonito y, sobre todo, mejor”