Donostia – El realizador Alejandro González Iñárritu entiende que Bardo. Falsa crónica de unas cuantas verdades, su último filme presentado ayer en la sección Perlak, es una película “incierta y muy incómoda” y que “puede ser irritante para mucha gente”.

El mexicano dijo ayer que sabe que sus compatriotas recibirán su filme de una manera distinta al resto del mundo porque “tiene muchas lecturas y muchos detalles de historias, mitos y chistes internos”, que sólo localmente se pueden entender.

Aún así, confía en la amplia aceptación de la cinta, porque “toca temas universales, como la paternidad, la adolescencia o la pérdida de un hijo, el miedo a la muerte, la vejez de una madre. La impunidad, la violencia, también la cumbia, y la vitalidad de México”.

Bardo es una especie de reconstrucción emocional de la vida del realizador revivida desde un alter ego, Silverio Gama (Daniel Giménez Cacho) en un juego desafiante para el espectador, una cinta de deslumbrante puesta en escena en la que Iñárritu se abre en canal.

Ganador de cuatro Óscar, el realizador ha dirigido aclamadas películas como Amores perros (2000), Birdman (2014) o El renacido (2015), entre otras. – Efe