Es argentino y le gusta trabajar en España, lo que ha podido comprobar con la película El desentierro, rodada en Valencia, y con la serie de Movistar+ La unidad, estrenada el día 16 y que cuenta cómo trabaja el equipo de investigación e intervención en temas de terrorismo yihadista. En ella da vida a Marcos, un hombre que está al mando de un grupo especial de agentes y que ha sido parte del pasado sentimental de su jefa, personaje interpretado por Nathalie Poza. Noher volvió a Buenos Aires cuando terminó su trabajo televisivo, porque en principio, y desconocedor de la situación que desencadenaría el confinamiento a nivel mundial, tenía previsto regresar para la promoción de esta nueva historia de la plataforma: "Todo se truncó, no he visto a mis compañeros cara a cara y toda la promoción la hemos hecho a través de videoconferencias y llamadas telefónica. ¡Quién nos iba a decir que nos iba a tocar vivir esta situación! Desde luego no entraba en el guion de mi vida personal", señala el actor argentino.

¿Cómo definiría a Marcos, su personaje en La unidad

Como una persona que intenta, con mucha intensidad y toda la fuerza de su corazón, mantener siempre el control.

¿Y lo consigue?

Mantener el control es difícil, ya lo sabemos por la vida real, así que imagina cuando ese autocontrol lo diseñan los guionistas. Entonces se convierte en todo un reto. Él tiene un rol de mando dentro de la unidad policial en la que está y es responsable de muchos de sus chicos, y también de los civiles a los que tiene que proteger del yihadismo.

¿Y por qué le cuesta tanto a Marcos lograr ese deseado autocontrol?

Por todas las circunstancias personales que está atravesando. Hay un punto en el que vemos cómo se van mezclando esos dos mundos, el personal y el profesional. Él intenta mantenerlos separados; quiere que por un lado esté su mundo afectivo, su hija y su ex, y por el otro lado lo laboral.

Atrapar al terrorista más buscado del mundo será todo un reto.

Sí, y un gran acierto cuando lo consiguen, pero luego se convierte en el problema a resolver. Es cuando lo que ocurre en su casa y en su oficina se van entremezclando. Todo este cúmulo de circunstancias convierte a Marcos en un personaje muy rico.

¿Se ha inspirado en algún modelo real para darle vida?

Cuando uno crea un personaje toma de todos lados. Cuando el personaje empieza a trabajar en mi cabeza, cualquier cosa que leo, cualquier película que veo, o cualquier charla que tengo con un amigo, comienzan a dar forma a esa figura que durante meses, o el tiempo que sea, va a convivir conmigo y va a estar dentro de mí. Son muchos impulsos distintos los que generan la vida de un personaje.

¿No se apoyaron en la unidad real que trabaja contra el terrorismo yihadista?

Sí. Tuve esa suerte y pude hablar con la persona en quien está basado exactamente mi personaje. No puedo dar su nombre, pero sí puedo decir que fue de gran ayuda. Logré entender qué es lo que sentía, qué le pasaba por dentro. Tengo la sensación de que lo que ocurre es como un volcán que no puede entrar en erupción.

¿Ocurre igual con Marcos?

Sí. Existe una gran presión dentro de mi personaje, hay una cantidad de cosas que le están ocurriendo por dentro que lo mantienen siempre en un estado de tensión, pero necesita mucha precisión y control en su vida para que no estalle. Tiene que controlar el grado de preocupaciones y debe adelantarse a todo para que las cosas no se descontrolen.

¿Había trabajado en otras ocasiones en España?

Sí, pero la primera vez tampoco fue hace mucho. Estuve en la película El desentierro en 2018, donde trabajé con Leonardo Sbaraglia, y fue una experiencia muy bonita.

¿Se ve trabajando a medio camino entre Argentina y España?

Me encantaría. He tenido suerte con estos dos proyectos y me gustaría poder seguir haciéndolo. Yo voy donde el trabajo me llama, y para mí, hacer La unidad con uno de los personajes principales ha supuesto una gran oportunidad. Trabajar en cualquier parte del mundo me parece desarrollar el oficio de actor, y eso es algo tan hermoso que me siento afortunado.

Un oficio que le llega a usted por genética, porque su padre es un reconocido actor argentino.

Ja, ja, ja€ Bueno, en cierta forma he seguido los pasos del padre, sí, no de la madre, que no tiene nada que ver con este oficio. Lo cierto es que mi primera llamada, mi primera intención, fue la de ser periodista. Yo me crie lejos de mi padre, en Bariloche, y mientras estuve allí, durante el secundario, tuve varios programas de radio y lo que más me llamaba la atención era el periodismo.

¿Y cómo cambió de idea?

Antes de recalar en Buenos Aires para estudiar en la universidad tuve la suerte y la oportunidad de hacer un viaje. En Argentina, después de hacer el secundario, se hace un viaje largo que se llama el viaje de egresados. Es una semana que se suele pasar de borrachera en borrachera, básicamente, lo que supongo que se hace en todo el mundo.

Parecido, y las intenciones suelen ser, salvo excepciones, las mismas.

Ja, ja, ja€ Tiempos de juventud. Yo les pedí a mis padres que me dieran a mí el dinero para hacer el viaje por mi cuenta, y aproveché un seminario de inglés y otras cosas útiles. Hice un viaje por Europa y fue cuando pensé en lo que quería hacer. Era ese momento tan especial, cuando terminas el secundario y tienes que decidir qué vas a hacer con tu vida. Hay una especie de fantasía delante de ti y tienes que aprovecharla para ver qué es lo que más te va a seducir.

¿Y descubrió entonces que lo que le seducía era meterse en vidas ajenas?

Pues no, decidí volcarme en la dirección de cine. Bueno, también era meterme en vidas ajenas, pero desde otra perspectiva y desde puntos de vista diferentes, así que empecé a estudiar cine, pero también interpretación como complemento para la dirección. Lo que ocurrió es que ese complemento se me volvió la opción principal, y a partir de esa decisión, sigo y seguiré en este oficio.

Sin echar de menos ese periodismo que le apasionaba de chaval, se supone.

No, y dando gracias por haberme dado cuenta de cuál era realmente el camino que debía tomar.

¿El camino de la felicidad?

Ja, ja, ja€ El camino del trabajo que disfruto, el camino de hacer lo que me gusta. En parte sí que es el camino de la felicidad en determinados momentos. He sido feliz cuando interpretaba a Marcos en La unidad y espero seguir teniendo esos momentos felices muchas veces.

¿Qué ha pasado con el gusanillo de dirigir? ¿Ha hecho algo al respecto para quitárselo de encima?

Dirigí audiovisual cuando estaba en la carrera, hice dos cortos y los quiero mucho. No los quiero porque piense que son fantásticos, sino porque en ese momento comuniqué lo que quería comunicar. No he vuelto a dirigir audiovisual, pero sí he tenido algunas experiencias de dirección de teatro. Justamente en verano, el verano de Buenos Aires, que es en enero, hice una experiencia diferente con algo que ustedes llaman microteatro. Quedé satisfecho con una obra que se llamó Noche mágica.

La unidad ha sido un estreno raro, sin ruedas de prensa y solo con entrevistas en la distancia.La unidad

Cierto, pero es lo que nos ha tocado. Echo de menos ese contacto directo con mis compañeros, me falta ese abrazo, ese apretón de manos, pero cuando todo pase, cuando todo termine en el mundo entero, espero que lo podamos compensar de alguna forma. Espero que todos, como humanidad, podamos sacar nuestros propios aprendizajes de esto que nos ha tocado vivir, una locura que hace nada nos hubiera parecido impensable.

¿Qué ha aprendido de esta distopía inesperada?

A no tomarme las cosas de una manera personal, a dejar de pensar que lo que me ocurre es por algo bueno o malo que he hecho o he dejado de hacer y que lo que ocurre me ocurre a mí. Ahora hablamos de la vuelta a la normalidad como si fuera algo nuevo.

Es que no estamos viviendo una situación que entre dentro de nuestros parámetros de normalidad. Para empezar, lo que antes era rutina resulta que era la vida en sí.

Es verdad, las rutinas que hemos roto eran nuestras vidas, pero el ser humano siempre quiere volver a algún momento determinado de su vida anterior. Uno siempre quiere volver a una circunstancia, a un amor, a ese momento en el que abrazaste a alguien, o a ese instante que te pareció el éxtasis de la felicidad.

Eso quiere decir€

Que la normalidad a la que queremos volver ya no existe y no va a existir. Nunca se vuelve al mismo lugar, nunca se vuelve al lugar que una vez abandonaste por voluntad propia, por circunstancias o porque te obligaron. Además, incluso si volviéramos al mismo lugar ya no seríamos los mismos.

PERSONAL

Edad: 37 años (14 de abril de 1983).

Lugar de nacimiento: Buenos Aires (Argentina).

Trayectoria: Quiso ser periodista, pero desvió su atención al mundo audiovisual y se adentró en la dirección. Estudió Interpretación como complemento, pero al final le convenció ser actor. Ha hecho series en diferentes países latinos. En España se dio a conocer con la película El desentierro, donde trabajó con Leonardo Sbaraglia. Su último trabajo ha sido dar vida a Marcos en la serie La unidad. Tiene varios proyectos de teatro y quiere retomar producciones hoy paralizadas.