- "No necesito tus problemas, no soy Ricky Lake", espeta Netta a quienes se acercan buscando recetas mágicas sobre cómo conseguir confianza, algo que a la ganadora de Eurovisión 2018 le ha costado años de "errores y aciertos" en un proceso "de aprendizaje y aceptación" en el que aún anda inmersa. "Antes solía pensar que había cosas que seguro que no era y luego resultó que sí. Por ejemplo, nunca pensé que sería una estrella del pop. Empecé haciendo jazz y luego pasé a la música alternativa, pero nunca creí que me subiría a un escenario con bailarines. Para mí era trabajo sucio, pero aquí estamos solo cuatro años después", comenta no como autocrítica.

Netta Barzilai (Hod HaSharon, 1993) ha recorrido el mundo "de arriba a abajo" en busca de su propia voz y de gente con la que colaborar para encontrarla. "Aún no lo he hecho. Probablemente llevará mucho tiempo, pero ahora acepto ese proceso", afirma esta artista que se define como "tan perfeccionista" que, de las "75 canciones completas" que ha escrito para el que será su primer álbum, "solo" le han satisfecho completamente tres. Por eso, explica, tardó casi once meses en volver a sacar una canción después de Eurovisión. "Estaba en shock. Aquello me dio un pase de oro a Europa, pero durante mucho tiempo estuve a la sombra del tema. Era una canción tan fuerte que casi me dejó atascada en ese mensaje y en ese sonido", confiesa.

Una de las canciones que sí ha colmado su autoexigencia se la inspiró una reciente estancia en Los Ángeles, "el lugar más plástico de la tierra". "Publiqué una foto en traje de baño y la gente me escribía diciéndome que era valiente, me preguntaban que cómo conseguía tanta confianza en mí misma", rememora la israelí, que emprendió hace tiempo una cruzada contra el body shaming que mantiene en su actual sencillo, Ricky Lake. El título alude a la que fue protagonista de la película Hairspray y estrella de los talk shows americanos cuando Netta era una adolescente, programas a los que acudía "gente de la calle a que les resolvieran sus problemas cotidianos".

"Hoy por hoy intentamos con tantas fuerzas ser algo que no somos... ¿Cuánta gente vive obsesionada con el trasero de Kim Kardashian o con ser tan cool como Billie Eilish? Se usan filtros y ángulos que no muestran quiénes somos realmente en las redes sociales, donde siempre aparecemos felices. Es un fraude y de eso va la canción. Porque el problema no son ellas. El problema somos nosotros, pensando que no somos suficiente", reflexiona.

En este corte bailable con arreglos e instrumentación que apelan a la cultura musical judía de Netta, le recuerda a la gente que nadie puede decir cómo dirigir su vida, algo que también ella ha tenido que asimilar.