El calzado a veces nos puede jugar malas pasadas y arruinarnos todos esos planes que habíamos hecho previamente. Ir de paseo, correr, visitar ciudades haciendo turismo o practicar deporte se pueden ir al traste por una rozadura o por una ampolla en los pies a causa de la elección de un mal calzado.

Una mujer con zapatos de tacón alto. Pixabay

Factores que propician su aparición

La aparición de ampollas y rozaduras puede deberse a:

  • El roce continuo de la piel contra el calzado cuando hacemos largos recorridos o estrenamos calzado. Si la fricción es piel con piel, la lesión suele aparecer entre los dedos.
  • Quemaduras del sol, de productos químicos o de líquidos a altas temperaturas.
  • Pie de atleta u hongos en los pies. Es importante secar bien los pies antes de calzarse. Usar polvos de talco también ayuda a reducir la humedad.
  • Espolón calcáneo: si el hueso del talón crece, el calzado rozará en exceso en dicha zona.
  • Reacciones alérgicas, enfermedades cutáneas como la dermatitis o infecciones en la piel como la varicela.

Síntomas previos

Antes de que la ampolla aparezca, puede causar un calor intenso en la zona dañada, un enrojecimiento de la piel y molestias al roce. Después, la piel se ablandará y se levantará.

Para aliviar las molestias es bueno introducir los pies en un recipiente de agua fresca con sal gruesa, durante, al menos, unos 15 minutos. Esto aliviará la pesadez y la inflamación de los pies.

Botiquín de primeros auxilios. Pixabay

Cómo curar una ampolla

Una vez que ya ha aparecido la ampolla hay que tratarla. En primer lugar, lavaremos la zona con jabón y la aclarararemos con gua tibia. La secaremos con gasas y aplicaremos povidona yodada. Taparemos la zona con una gasa antiadherente y cubriremos con espradrapo de papel que transpira mejor.

Si la ampolla es grande y el líquido que contiene es el causante de la molestia, deberemos abrirla y drenarla sin quitarle nunca la piel. Para hacerlo de la forma correcta, esterilizaremos una aguja con alcohol y, con cuidado, pincharemos la ampolla. Hay que lavar y secar bien la zona para evitar residuos de pus. Finalmente, aplicaremos un antiséptico (betadine...).

Si la piel ya se ha quitado, hay que desinfectar la zona. Hay que colocar un apósito específico de los que se conocen como segunda piel o piel artificial que cubra toda la zona lesionada. Nunca colocaremos encima de la zona dañada un apósito que tenga adhesivo, ya que al despegarlo causaríamos más daño.

Por su parte, el aloe vera tiene una acción cicatrizante y calmante que reduce las ampollas cuando ya están presentes. Debe aplicarse directamente sobre las lesiones, previamente lavadas y secas. Es conveniente aplicarlo antes de irse a dormir para que el producto actúe durante la noche. A la mañana siguiente, enjuagar, secar y repetir la aplicación.

Un buen cuidado de los pies es esencial para evitar lesiones. Pixabay

Prevención

Para prevenir rozaduras y ampollas es importante mantener la piel bien hidratada durante todo el año con cremas específicas para los pies. Si vamos a caminar mucho o vamos a salir a correr es importante llevar calzado deportivo con calcetines, preferiblemente de algodón.

Elegir el calzado adecuado es un aspecto esencial. Debemos ir a comprarlo a última hora del día cuando los pies están más dilatados. Si nos aprieta, es difícil que después ceda, así que es mejor coger otra talla u otro modelo.

No es buena idea estrenar un calzado para ir a andar o a hacer deporte. Debemos utilizar un calzado que ya esté adaptado a nuestro pie. Si es de alguna temporada anterior, conviene utilizarlo antes de realizar la actividad. En las zonas más proprensas a rozaduras también podemos usar vaselina o lubricantes específicos conocidos como crema anti-rozamientos. Esto hará que el pie deslice e impide que esté continuamente en contacto con el material del calzado.