Corren semanas convulsas en el Reino Unido a cuenta de la salud de la reina Isabel II. Desde que hace dos semanas la monarca tuviese que pasar una noche en el hospital, se han encendido todas las alarmas en el país.

Después de esto, los médicos le pidieron que guardase reposo durante unos días y que no acudiese a actos oficiales, realizando solo tareas de oficina.

Hace dos días conocíamos la noticia de que los médicos habían vuelto a obligar a la reina, de 95 años, “descansar durante al menos las próximas dos semanas”, perdiéndose así la COP26 en Glasgow y el Festival del Recuerdo en el Royal Albert Hall el 13 de noviembre. El Palacio de Buckingham anunció que Isabel II combinará el descanso con el teletrabajo desde el Castillo de Windsor.

La reina durante su discurso en la inauguración del Parlamento en 2016. EFE

Aunque desde palacio quitaban hierro al asunto y decían que solo se trataba de “pruebas preliminares” ante el cansancio de la reina por su apretada agenda, la realidad es que los expertos constitucionalistas ya han mostrado su preocupación por el estado de la monarca y por si puede seguir desarrollando la función de líder del Reino Unido.

El plan para sustituir a Isabel II

Esta situación ha llevado a Buckingham a tomar una decisión. La reina ya no acudirá a más actos oficiales en solitario, sino que tendrá que ir acompañada por un miembro senior de la Familia Real británica, según ha publicado The Telegraph. El objetivo es que este acompañante sea un “repuesto” en caso de que la reina tenga que ausentarse por un problema de salud.

Pero no cualquier miembro de la familia de Isabel II la podrá acompañar. Entre esos miembros se encuentran sus hijos y sus nueras. Así, la soberana podría acudir acompañada de su hija la princesa Ana, su hijo Carlos, príncipe de Gales, o su mujer Camila, duquesa de Cornualles. Además, a la lista se suma el hijo menor de Isabel II, el príncipe Eduardo, y su esposa Sofía Rhys-Jones, condesa de Wessex.

De este pequeño séquito se ha excluido al príncipe Andrés, apartado de las actividades oficiales después de ser acusado de haber mantenido relaciones sexuales con una menor.

Las especulaciones sobre su estado de salud ya comenzaron a propagarse a principios del mes de octubre, cuando apareció en un servicio religioso en la abadía de Westminster acompañada de un bastón, algo que no ocurría desde 2004 cuando fue sometida a una operación de rodilla.