De Elton John, entre otros muchos salseos, siempre se ha comentado que puede gastar millones y millones de euros en compras compulsivas, su gran debilidad, como destinar la misma cantidad de pasta a causas benéficas. Una de cal y otra de arena. De hecho, en la peor semana del confinamiento comandó el precioso concierto mundial Desde el salón de casa. Decenas de celebrities, Alicia Keys, Billie Eilish, Sam Smith o Camila Cabello, entre otros, abrieron las puertas de sus espectaculares casas y convirtieron sus salas de estar en el escenario de un singular evento musical que ya ha pasado a la historia.

Muchos de ellos, como el archiconocido autor de Your song, han tenido que cancelar sus giras, y Elton, concretamente, su deseado tour internacional de despedida. De hecho, 34 de los 48 conciertos que tenía previstos en Estados Unidos ya no se podrán celebrar. Y como imaginan, esto supone pérdidas, muchas pérdidas. De entrada, más de 60 millones de euros, que incluyen lo que había adelantado para la producción del espectáculo, lo que recaudaría con la multitudinaria venta de entradas y también tener que aplicar un inmediato despido procedente a todo su equipo y a la banda de música.

Pero rico, extravagante y siempre bondadoso, el duro golpe económico no ha impedido que Elton, de 73 años, haya decidido gestionar la situación de un modo radicalmente distinto al de su íntima Vicky Beckham: sin aplicar un ERTE y pagando de su propio bolsillo el sueldo de todos sus empleados sin acogerse a las ayudas gubernamentales.

Una aplaudida actitud, sin duda, que bien le ha valido numerosos elogios en un Reino Unido muy golpeado por la pandemia. Algo que poco ha importado, además de a Victoria, a celebridades como Stella McCartney o Richard Branson, que a pesar de amasar grandes fortunas, sí han recurrido a las ayudas públicas. Que están en todo su derecho, por supuesto, aunque ética y estéticamente sea deleznable.