De septiembre de 2024 a julio de 2025, nueve personas desempleadas de Navarra, la CAV e Iparralde se han formado en carpintería tradicional de madera y han obtenido una titulación profesional que, por primera vez, es reconocida tanto en Francia como en España.
El proyecto, denominado Baserrriberri, liderado por la Fundación Peio Martikorena y cofinanciado al 65% por la Unión Europea a través del Programa Interreg, se ha desarrollado en el barrio de Dantxarinea de la la localidad navarra de Urdazubi, donde las nueve personas han rehabilitado un caserío.
Tres de los estudiantes han sido empleados en empresas asociadas al proyecto y dos más trabajan ya de forma independiente.
El proyecto también ha dejado un legado tangible como resultado de las prácticas llevadas a cabo: un caserío, Tomasenea, completamente rehabilitado en Dantxarinea. La coordinadora del proyecto, Amaia Recarte, explica los pormenores de la iniciativa en el espacio de formación Menta, que ha servido durante todo este periodo como aula-taller y alojamiento colectivo para los nueve estudiantes en la muga.
En Tomasenea se comprueban de primera mano los resultados de las prácticas llevadas a cabo por los estudiantes en técnicas de trabajo de la madera aplicables a la rehabilitación de edificios rurales tradicionales. Recarte subraya que, como resultado de este proyecto transfronterizo, los nueve estudiantes que han completado la formación “han obtenido un certificado profesional reconocido tanto en Francia como en España, y algunos de los contenidos de la formación se ofrecen ya como asignaturas optativas en los centros de formación. Es un hito formativo importante, porque la artesanía de la carpintería de madera no se enseñaba dentro de los sistemas educativos de formación inicial de Navarra y Euskadi. Con esta formación única y especialmente diseñada para el proyecto Baserriberri, los estudiantes pueden obtener una certificación válida en todos los territorios”.
Financiación
El proyecto, con un presupuesto de 1.778.447 euros, ha sido cofinanciado al 65% por la Unión Europea a través del Programa Interreg VI-A España-Francia-Andorra (POCTEFA 2021-2027). La Fundación Peio Martikorena, en calidad de jefe de filas, ha asumido el papel de coordinación y ha puesto al servicio del proyecto el caserío Tomasenea y el edificio Menta.
La realización del programa de formación y reinserción laboral ha sido dirigida de forma conjunta por varios centros educativos y agencias de empleo y desarrollo. En concreto, en el ámbito educativo han participado los centros Les Compagnons de Angelu; CIFP Bidasoa LHII de Irun y Easo Politeknikoa de Donostia, bajo la tutela del Departamento de Educación del Gobierno Vasco; así como el CIFP San Juan–Donibane de Iruñea, dependiente del Departamento de Educación del Gobierno de Navarra.
En el ámbito relativo a la inserción profesional, han trabajado conjuntamente la Agencia de Desarrollo Oarsoaldea, la Mission Locale Pays Basque de Nueva Aquitania y la agencia de Doneztebe–Santesteban de Nafar Lansare, el Servicio de Empleo del Gobierno de Navarra.
Sin precedentes
“Baserriberri es un proyecto con unos resultados sin precedentes. Se ha llevado a cabo un programa certificado de formación e inserción profesional que ha trascendido fronteras, a través de un programa de formación en carpintería de armar único y de alta calidad. Además, se ha ofrecido en tres idiomas, combinando elementos técnicos y teóricos con apoyo personalizado para la integración profesional. Todo ello en un entorno rural”, recalca Recarte.
El proyecto deja por tanto un legado tangible, en forma de un aula-taller y un caserío rehabilitado, así como intangible, a través de un nuevo programa educativo. Durante este tiempo, los profesores de los centros de formación han elaborado un programa en euskera, francés y español con contenidos técnicos de carpintería de madera. Los estudiantes, además, han realizado visitas pedagógicas para comprender la “cadena de valor de la extracción, explotación y transformación de la madera”, han participado en seminarios técnicos y han adquirido competencias profesionales transversales mediante talleres colectivos.
El resultado más visible del proyecto, “donde se puede ver y tocar todo lo que han aprendido y aplicado los estudiantes”, es el caserío Tomasenea. En este caserío los estudiantes han puesto en práctica los conocimientos adquiridos, empleando más de 1.400 horas para la toma de medidas e instalación del entablado, la colocación del suelo y de la estructura, y los trabajos de carpintería y recubrimiento. Todo ello, además, en el marco de la economía circular, pues más del 50% de la madera empleada ha sido reutilizada.
En palabras del profesor de Les Compagnons Iban de la Fuente, “mediante esta formación hemos tratado de enseñar a trabajar tanto con madera nueva como con vieja. Pero esta profesión no se aprende en un año, hace falta tiempo para dominar el oficio. Lo más importante es que los alumnos y alumnas han aprendido a amar la madera como material de construcción”. l