La premio Nobel de la Paz 2022, la abogada ucraniana especializada en derechos humanos Oleksandra Matviichuk, afirmó ayer que, en la guerra de Rusia en Ucrania, la violencia sexual “es el crimen más oculto”. En una rueda de prensa en Londres, Matviichuk, que obtuvo el Nobel como fundadora del Centro para las Libertades Civiles, aseguró que esto se debe a que nunca se menciona, ya que las víctimas “no quieren hablar públicamente” debido a la culpa y al miedo, lo que las invisibiliza.
Dos semanas después de que se cumplieran dos años del inicio de la invasión rusa de Ucrania, la abogada aprovechó su presencia en el Reino Unido para solicitar la ayuda de los países occidentales, incluidas “las armas necesarias para expulsar a los rusos” del territorio ucraniano. “No tenemos tiempo; mientras se produce este debate público, los ucranianos estamos muriendo”, insistió.
Orden internacional
Para Matviichuk, desde la anexión rusa de Crimea en 2014, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha estado poniendo a prueba la reacción de los países de Occidente. Por eso, a su juicio, la unidad de los Estados democráticos ante esta invasión es “crucial” para hacer frente a Rusia, que quiere poner en duda los derechos humanos y las libertades. “Rusia quiere convencer al mundo de que puede romper el orden internacional y, si lo consigue, va a provocar que otros líderes autoritarios hagan lo mismo”, reclamó.
Bajo su punto de vista, en estos momentos estamos entrando en una época turbulenta, “en la que el orden internacional ya está colapsando delante de nuestros ojos”.
Alexéi Navalni
En ese contexto, señaló que las señales que Rusia da con sus acciones, entre las que mencionó la reciente muerte en una prisión del Ártico del líder opositor ruso Alexéi Navalni, son relevantes e ignorarlas puede tener consecuencias más allá de las fronteras ucranianas. “Si Putin puede matar a la figura política más conocida cuando los líderes internacionales le dijeron que era una línea roja, irá más lejos”, advirtió, al no haber percibido una “gran respuesta” de los Estados democráticos.
Matviichuk incidió en que se ha producido un descenso de la atención y de la cobertura desde el exterior a la guerra en Ucrania. Aunque afirmó entender que los socios internacionales “están ocupados con sus propios problemas internos”, insistió en que los ucranianos no se pueden permitir el “lujo” de mostrar cansancio o pesimismo.
Al respecto consideró que esta reducción de las miradas hacia Ucrania es parte de la campaña rusa para disminuir el interés sobre el conflicto, otro nivel de la información en el que se desarrolla la guerra.
Elecciones amañadas en Rusia
Por esa razón Matviichuk también creyó importante dar el nombre correcto a las cosas, como a las elecciones presidenciales de Rusia, que se celebran a mediados de marzo, en concreto el próximo día 17, y que para ella no son realmente unas elecciones, porque ese término es legal y debe responder a unos criterios concretos.
“Putin no será un presidente legítimo de Rusia y estamos esperando que los líderes políticos tengan el coraje de admitirlo”, manifestó.
Así, la abogada ucraniana pidió a la comunidad internacional que modifique su narrativa desde el “ayudemos a Ucrania a no fracasar al ayudémosla a ganar”, lo que opinó que puede hacer que se envíen distintos tipos de armas o se lleven a cabo sanciones más graves.
Matviichuk, quien declaró que actualmente la ley en el mundo no funciona, no puede confiar “en ningún mecanismo legal internacional” en estos momentos.
Aun así, la premio Nobel de la Paz de 2022 consideró que es una situación temporal y apostó por continuar procesos de asociación con otros países, como la adhesión de Ucrania a la Unión Europea, algo que no pueden permitirse posponer pese al contexto de conflicto.
Además, apostó por cambiar el enfoque mundial de la justicia y por crear un tribunal especial a nivel internacional, con el que espera que se pueda enjuiciar a Putin.
Pese a todo, Matviichuk declaró que no tiene miedo y aprovechó la jornada del 8 de marzo para recordar que las mujeres continúan su lucha por la libertad también en otros países como Irán, ante lo que llamó a la creación de más comunidades femeninas internacionales.
“Nuestro mundo cambiará a mejor cuando permitamos la participación de mujeres en la toma de decisiones estratégicas”, sentenció.