Por esto deberías echar sal al inodoro todas las noches
Un sencillo gesto casero promete mantener el baño limpio y sin olores con solo verter un puñado de sal antes de dormir
Antes de irse a dormir, muchas personas han incorporado el hábito de echar un poco de sal en el inodoro y dejarla actuar durante la noche. Este sencillo gesto permite que la sal trabaje mientras el baño no se usa, y al tirar de la cadena por la mañana, el resultado es una superficie más limpia, sin restos amarillentos ni mal olor.
La sal actúa como limpiador natural y desinfectante suave, ayudando a eliminar restos de cal, residuos de jabón o pequeñas incrustaciones. Además, al permanecer en contacto con el agua durante varias horas, consigue un efecto blanqueador y desodorante que deja la taza con un aspecto mucho más fresco.
Las propiedades de la sal
El poder de la sal se debe a su textura cristalina y a sus propiedades antibacterianas. Su acción mecánica permite retirar la suciedad sin rayar la porcelana, y su composición ayuda a neutralizar los olores y reducir la proliferación de microorganismos.
También contribuye a absorber la humedad en el interior del inodoro, un factor clave para evitar la aparición de manchas o el característico tono amarillento. En algunos casos, se puede combinar con bicarbonato o vinagre blanco para reforzar su efecto, sobre todo si hay restos de cal o sarro acumulados.
Precauciones y frecuencia recomendada
Aunque la sal es un producto natural y seguro, no debe sustituir la limpieza habitual del baño, sino complementarla. Lo más recomendable es usarla unas dos o tres veces por semana, dejando que actúe durante la noche y aclarando por la mañana con una descarga de agua.
En baños con instalaciones antiguas o tuberías delicadas, es conveniente no abusar del método, ya que el uso continuado de grandes cantidades podría acelerar la corrosión de ciertos componentes metálicos.
Otros usos de la sal en casa
Además de su papel en la limpieza del inodoro, la sal es uno de los ingredientes más versátiles del hogar y puede tener muchas otras aplicaciones domésticas. En la cocina, por ejemplo, se usa para limpiar sartenes de hierro o acero inoxidable: basta con espolvorear un poco sobre la superficie caliente y frotar con papel o un paño para eliminar restos de grasa sin dañar el material. También sirve para desatascar desagües cuando se mezcla con bicarbonato y vinagre, ayudando a disolver residuos y eliminar olores del fregadero.
En textiles, la sal es un gran aliado para fijar colores en prendas nuevas o eliminar manchas de vino tinto y sudor, ya que ayuda a absorber la humedad y evita que la suciedad se incruste. Otro uso común es en la limpieza del hogar: una mezcla de sal gruesa con limón o vinagre resulta eficaz para limpiar tablas de cortar, eliminar la cal de grifos y abrillantar cuberterías.
Incluso puede emplearse en el mantenimiento de electrodomésticos, como absorber la humedad dentro del frigorífico o evitar el mal olor en lavavajillas.
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