El calzado es una de las prendas más expuestas a la suciedad y a los microorganismos de la calle. Cada paso que damos acumula polvo, barro, residuos, humedad y bacterias procedentes del suelo de la calle.
Por ello, mantener una correcta limpieza e higiene del calzado no es solo una cuestión estética, sino también de salud y durabilidad.
El zapato actúa como una barrera entre el pie y el exterior. Sin embargo, cuando la suciedad y la humedad se acumulan, el interior puede convertirse en un caldo de cultivo para hongos y bacterias, responsables de malos olores y afecciones como el pie de atleta. Además, los materiales se deterioran con mayor rapidez si no se limpian y ventilan de forma adecuada.
Una correcta higiene del calzado no solo prolonga su vida útil, sino que también ayuda a prevenir infecciones y mantiene el aspecto del zapato como nuevo. En el caso de los zapatos usados a diario, la limpieza debe ser un hábito regular, no una acción puntual.
Cada cuánto tiempo limpiar el calzado
La frecuencia ideal depende del tipo de zapato y del uso que se le dé. No obstante, existen algunas pautas generales:
- Zapatos de uso diario: se recomienda limpiarlos superficialmente cada dos o tres días y realizar una limpieza más profunda una vez por semana. Esto incluye eliminar el polvo con un paño húmedo o cepillo, revisar la plantilla y dejar airear el interior.
- Zapatillas deportivas: al estar más expuestas al sudor, conviene lavarlas o desinfectarlas una vez a la semana, y dejar que se sequen completamente antes de volver a usarlas. También es recomendable usar plantillas extraíbles y cambiarlas cada cierto tiempo.
- Botas o calzado de invierno: estos deben limpiarse tras cada uso en días de lluvia o barro. Si se han mojado, deben secarse lejos de fuentes de calor directas y tratarse con productos impermeabilizantes.
Higiene interior: el gran olvidado
Tan importante como el exterior es la higiene interior. La zona interior del calzado, así como las plantillas, deben limpiarse o sustituirse con regularidad, y pueden desinfectarse con sprays antibacterianos o soluciones naturales como el vinagre blanco diluido.
Además, conviene no usar el mismo par de plantillas dos días seguidos, para permitir que se ventile correctamente.
Clave para la salud
Mantener una rutina de limpieza y cuidado del calzado no solo mejora su apariencia, sino que contribuye a la salud de los pies y al bienestar general. En resumen, limpiar el calzado de la calle una o dos veces por semana, dependiendo del uso y las condiciones, es una práctica sencilla que prolonga la vida útil del zapato y protege nuestra higiene diaria.
 
        
     
                                             
